• Carta de Hugo Huberman

DÍAS DE DOLORES, NOCHES DE TANGOS
La Chepa Troncoso

"Kalfv piuke newen"
Hechos que suceden en mi corazón, en voz mapuche.

Si el dolor en mí tuviera calendario, este tiempo estaría marcado según las palabras de Cesar Vallejo: "... en el pecho, la solapa , en la cartera, en el vaso, en al carnicería , en la aritmética."

El salvaje asesinato de Benazir Bhutto (humana, mujer, pakistani), la prisión selvática de Ingrid Betancourt (humana, mujer, franco-colombiana), la dolorosa experiencia de Clara Rojas y Consuelo Gonzalez (humanas ambas, mujeres, colombianas), la huelga de hambre de cien días de la Chepa Troncoso, presa política (humana, mujer, comunera mapuche); tienen en común el silencio y la crueldad de las especulaciones hechas desde las estructuras de poder, en un mundo androcéntrico y patriarcal.

En mi país, Argentina, en el lapso de tres años, tres asesinatos de mujeres en diferentes lugares del mismo, han impactado en los medios por lo intrincado de sus respectivas resoluciones y van camino a quedar impunes. Dalmasso, García Belsunce, Galliano: humanas, mujeres muertas por serlo.

Vallejo tenía razón: "Desgraciadamente, el dolor crece en el mundo a cada rato, crece a treinta minutos por segundo, paso a paso, y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces y la condición del martirio, carnívora voraz, es el dolor dos veces y la función de la yerba purísima, el dolor dos veces y el bien de ser, dolernos doblemente."
Nuestra Pacha va entregando a sus hijas para que las sociedades exclusoras que supimos construir las castigue y mate, sólo por esa condición de ser mujer. Nacemos machos o hembras, pero siempre nos convertimos en hombres y mujeres en un contexto socio-cultural e histórico específico ¿Será la muerte el destino innegable para las mujeres que dicen su decir en este contexto actual?

Aquí y ahora es el dolor de estos días, aquí y ahora ellas nos muestran su dignidad y entrega solidaria, honrando a esa madre tierra que las guia en este suceder.

Lagarde define al género como las implicaciones en las actividades, creaciones, y haceres en el mundo. Esa condición determina desde la intelectualidad, afectividad, lenguajes, concepciones, valores, el imaginario, las fantasías, los deseos, la subjetividad, la identidad, sus acciones, los bienes del sujeto, recursos vitales, espacio y lugar en el mundo, el poder, la capacidad para vivir, la relación con otr@s, la posición jerárquica, el prestigio y estatus, la condición política, el estado de las relaciones de poder, la oportunidades, el sentido y el significado... entre muchos otros aspectos de nuestra vida en común.

Queda claro que también esta condición comienza a definir como se muere y como se vive indignamente.

Nuestra condición diferenciada de hombres en plural, da por hecho que tenemos poder; pero nunca ¿Terminamos de investigar cuál es nuestra relación particular con ese poder?.

¿Será que como hombres sólo somos poder?

¿Qué poder? Ser parte del Poder, hacerse macho sin chistar, sin decir nada, callar y otorgar. Formar parte del séquito inescrupuloso de los poderosos.

Simone de Beauvoir escribió "mujer no se nace, se hace". Sin embargo mujer también se muere, sólo de eso; de diferencia, de poder que también enferma y niega al otro/a como realidad concreta.

Dolor de la emoción de estar entre mensajes, entre escritos que dan la vuelta al mundo; dolor de verlas lanzarse sin red, sin ataduras, en sociedades negadas al entendimiento y a una ética de las diferencias.

Una ética de mínimos que nos permita separar las ideas de igualdad y equidad, que son dos cosas diferentes. Somos desiguales hombres y mujeres, pero es trabajo de esta humanidad entera ser equitativa en las oportunidades, en las aceptaciones, en los respetos.

Dolor de melancolía y extrañeza, de tango:
¿Te acordás, hermano? ¡Qué tiempos aquéllos!
Eran otros hombres más hombres los nuestros.
No se conocían coca ni morfina,
los muchachos de antes no usaban gomina.
¿Te acordás, hermano? ¡Qué tiempos aquéllos!
¡Veinticinco abriles que no volverán!
Veinticinco abriles, volver a tenerlos,
si cuando me acuerdo me pongo a llorar.

¿Dónde están los muchachos de entonces?
Barra antigua de ayer ¿dónde está?
Yo y vos solos quedamos, hermano,
yo y vos solos para recordar...

Si, para no olvidar, para no validar -juego de palabras, riqueza del decir- para hacer saber, para acompañar y generar, para estar donde uno tiene que estar entero, aquí y ahora junto a ustedes hermanas en las diferencias.
Hugo Huberman

Los textos referidos al poeta peruano Cesar Vallejo pertenecen al poema "Los nueve monstruos".