• “Los hombres sufren una crisis de autoridad”

Marco Deriu, especialista en nueva masculinidad
ENTREVISTA DE IMA SANCHÍS – 09/07/2004 - LA CONTRA – LA VANGUARDIA, BARCELONA

-Tengo 34 años. Nací y vivo en Parma. Estoy licenciado en Ciencias Políticas y doctorado en Sociología. Comparto piso con una estudiante y con mi gata. Soy de izquierdas y cristiano, pero no creo en la institución católica. He impartido una conferencia sobre nueva masculinidad en la Fundación Maria Aurèlia Capmany.

-¿Qué les ocurre a los hombres?
-Que vivimos una fuerte crisis originada fundamentalmente por los decenios de lucha feminista.

-¿Me está diciendo que la causa de sus males somos nosotras?
-Pues sí.

-Pues no está bien sacudirse las pulgas.
-La emancipación de la mujer ha obligado a los hombres a interrogarse sobre sí mismos y sobre la relación entre los sexos. Añada a eso los cambios sociales y económicos, y el resultado es que los pilares de la identidad masculina tradicional se han venido abajo.

-Toca renovarse
-Sí. Hay una necesidad del hombre de definir su propia identidad sobre otras bases.

-Hay quien prefiere meter a su señora en el horno
-Estamos viendo los dos extremos: el regresivo, el hombre que por el miedo y la inseguridad que le genera la nueva situación intenta reconquistar lo perdido, y los que se lanzan a explorar nuevas maneras de posicionarse en el mundo.

-Se olvida de los indolentes.
-Según estudios, la gran mayoría de los hombres europeos y norteamericanos proyectan el propio malestar en las relaciones familiares. Hay incluso grupos organizados que pretenden recuperar la masculinidad perdida. “Nos la han robado las mujeres”, dicen.

-Pues nosotras no la tenemos.
-El hombre debe encontrar un sentido de autoridad masculina y paterna que no está basada en el poder, el estatus social, el trabajo y la riqueza. Hay grupos que trabajan basando su masculinidad en su capacidad de conseguir buenas relaciones en la vida, con el entorno, con la mujer que eligen y con su manera de vivir la paternidad. Pero realmente hay una generación de hombres que están muy frustrados.

-¿Qué generación es ésa?
-Los que están entre los 40 y 50 años, los que han visto caer algunos de sus símbolos de poder, entre otros los ideales políticos.

-¿Tienen la exclusiva del desencanto?
-No, pero la práctica política de las feministas se ha llevado a cabo en sus centros, fuera de las instituciones, mientras que los hombres volcaban su identidad en las instituciones sociales y políticas.

-¿Dónde están las soluciones?
-En la capacidad de los hombres de reconocer la propia parcialidad, entender que el hecho de ser hombre no le otorga el poder de hablar de parte de todos, hombres y mujeres. Y, a partir de ahí, construir su subjetividad, experimentar un modo de ser hombre y padre diferente y perder rigidez en los afectos.

-Hombres y mujeres, ¿vivimos un desencuentro?
-En términos generales hay un gran empobrecimiento de la capacidad de relacionarse entre ambos. Pero hay tentativas de construir espacios de encuentro y discusión entre grupos feministas y redes masculinas.

-Las mujeres nos lamentamos del egoísmo masculino, ¿y ustedes?
-Los hombres sufren una crisis de autoridad y temen la autoridad femenina, situación que acaban derivando en una lucha de poder.

-Imagíneme hombre, ¿qué debo entender?
-Debe reconocer la autoridad femenina en su vida, los vínculos que le unen a las mujeres, y entender que eso es algo que le enriquece en lugar de empobrecerle. Mucha de la violencia machista deriva del rechazo a reconocer esos vínculos porque el hombre sufre el mito de la independencia, la autonomía y el miedo a estar ligado a otro.

-¿Y es muy grave...?
-Pero sobre todo es importante para el hombre de hoy reconocerse una autoridad ante sí mismo que no se base en el poder. Creo que es el momento de confrontar los diferentes roles de lo masculino.

-¿Cómo se confronta eso?
-Las generaciones jóvenes de hombres han sufrido un modelo masculino autoritario del que intentan distanciarse y comienzan a tener un diálogo con lo femenino a través de la madre y de esa generación de mujeres que han conquistado la autonomía.

-¿Los jóvenes viven la paternidad de manera diferente?
-Algunos hombres han decidido dedicar parte de su tiempo a las relaciones afectivas y de cuidados, dimensiones en las que hasta ahora no habíamos participado simplemente porque no se corresponde a la imagen pública de lo masculino. También existe un problema de transmisión generacional entre hombres.

-¿De qué se trata?
-Los padres de adolescentes no consiguen dejar en herencia a sus hijos una manera práctica de afrontar el mundo del trabajo, que es hoy demasiado cambiante. Y tampoco son un ejemplo de relaciones de pareja. Pero eso abre nuevas posibilidades: los padres pueden encontrar su autoridad aprendiendo a educar dialogando. Pero todo eso son arenas movedizas para los hombres.

-¿Por qué les cuesta tanto cuestionarse a sí mismos?
Tenemos miedo a perder el control, perder esa imagen de uno mismo que controla la realidad fuera y dentro de nosotros.

-¿Temen al compromiso y al diálogo?
-“Los hombres hacen la guerra y no saben entrar en conflicto”, titulaba una revista feminista. Abordar el conflicto como la capacidad de llegar a una solución que es fruto de la relación no es una capacidad masculina, porque nuestro modelo es absolutamente jerárquico y de dominio y nuestra identidad se da en la sujeción y control del otro.

VOLVER A LA PÁGINA PRINCIPAL