• DEFENDER A LAS CRIATURAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

EXTRACTO DE UN TEXTO DE CELESTE LÓPEZ Y NÚRIA ESCUR – LA VANGUARDIA – ESPAÑA

No te escudes en tus hijos para seguir aguantando golpes, palizas, insultos o menosprecios. Porque, lejos de lo que tú crees, esos niños sufren, y mucho, por el ambiente de violencia que se respira en el lugar supuestamente más seguro para ellos, su casa. Y ese sufrimiento se torna en la mayoría de las ocasiones en traumas que, muchos, arrastrarán a lo largo de su vida. Este es el mensaje que desde hace tiempo no cesan de lanzar organizaciones como Save the Children o la Fundación IReS (Instituto de Reinserción Social), tras trabajar directamente con lo que ellos denominan, las víctimas invisibles de la violencia machista, los niños.

Se calcula que en España unos 800.000 menores viven la violencia sexista directamente, pero sólo muy pocos (unos 8.000), reciben algún tipo de atención especializada. Tanto Save the Children como IReS piden un mayor compromiso por parte de las autoridades para atender a estos pequeños y, sobre todo, ruegan a sus madres que rompan esa espiral de miedo, angustia y terror en la que se encuentran inmersos.

La Vanguardia reproduce hoy los testimonios de tres menores que han sufrido la violencia machista y que se encuentran entre los afortunados que han recibido el apoyo y la atención de los profesionales en la Fundación IReS. Poco a poco, dicen desde esta entidad, estos chicos están superando sus miedos.


La estela familiar de la violencia en el Estado español

200.000 niños sufren cada año violencia de género en el Estado español. Sólo un 4% de los afectados recibe atención de profesionales

Unos 800.000 niños en España son testigos directos del maltrato a su madre.

Cuatro menores han sido asesinados por sus padres o ex parejas de sus madres.

64 mujeres han sido asesinadas en lo que va de año por sus parejas o ex parejas, 14 más que en el 2009 y las mismas que en el 2008.

Cuarenta niños han quedado huérfanos de madre este año por esta causa. Sólo 15 de las asesinadas habían presentado denuncia, dos de ellas, sin embargo, las habían retirado.

El 40% de las mujeres asesinadas son extranjeras.

La mitad de las asesinadas tenían más de 40 años.


¿Cómo defender a est@s niñ@s?

MIGUEL LORENTE - Delegado del Gobierno para la Violencia de Género

Debemos tomar medidas para alejar al menor del violento; un maltratador nunca es un buen padre

Habitualmente, la violencia de género es definida más por números que por palabras, cifras que parecen reflejar la realidad cuando en verdad tan sólo muestran una parte de ella, estadísticas que se refieren a distintas personas (mujeres agredidas y hombres agresores) y a diferentes momentos para conseguir información sobre su evolución. Sin embargo, no suelen referirse al aumento que supone que la violencia crezca dentro de la misma persona, y lo hace en los agresores con esa dinámica que la describe como "violencia cíclica de evolución creciente", pero también cuando los menores expuestos a ella la integran como parte de su comportamiento.

Los niños y niñas que viven el ambiente de la violencia sufren sus consecuencias. Los menores sufren el impacto de la violencia que padecen sus madres, conocemos su vulnerabilidad. Sin embargo, muchos no ven el daño que les produce vivir en un hogar donde el padre utiliza la violencia contra su madre.

De nuevo encontramos la invisibilidad como argumento y la negación como respuesta, algo frecuente al hablar de violencia de género y consecuente con toda esa serie de referencias culturales que la envuelven y que la presentan como algo que puede ocurrir dentro de la normalidad de una relación de pareja. Los menores expuestos a violencia de género sufren consecuencias negativas que le producen problemas de salud y alteraciones conductuales. En un estudio publicado en Journal Epidemiology Community Health (2009) realizado sobre adultos expuestos a violencia de género en su infancia, se concluye que tienen más riesgo de sufrir depresión, alcoholismo y de ejercer maltrato infantil y violencia contra las mujeres. La violencia de género va dirigida contra las mujeres, son ellas las que la sufren, pero también la padecen sus hijos e hijas. No debemos confundir la violencia doméstica con la violencia que sufren las mujeres, el escenario, ese ambiente familiar o doméstico, no es el que da a lugar a la violencia ni el que la condiciona, pero sí se deben tener en consideración las circunstancias específicas de este cuando se produce dentro de sus paredes y con la presencia de menores como testigos. Y si sabemos que sufren las consecuencias debemos procurar que se adopten medidas para alejarlos de la fuente de la violencia y ello pasa por un distanciamiento del agresor. Un maltratador nunca es un buen padre, como con frecuencia se argumenta para separar la violencia de género de su significado.

Hacerlo ahora significa prevenir nuevas agresiones, pero sobre todo, garantizar que no estarán presentes en el futuro.


La cruzada de l@s niñ@s invisibles

Algunos fracasan en el colegio, otros son modélicos para no dar problemas

Las mujeres no son las únicas que reciben la agresión, también esos hijos que siguen la escena desde el rincón de la sala o interiorizan las palabras de una discusión agazapados tras la puerta. Viven con terror un secreto y muestran un conflicto de lealtades. La exposición itinerante Jo també vaig ser invisible (de la Fundació Institut de Reinserció Social-IReS) ofrece las claves para entenderlos. Y las secuelas que arrastran de adultos. La peor: adoptar el modelo violento.

Algunos de esos casos se destapan con el fracaso escolar, otros se camuflan: estudiantes con un excelente rendimiento - atemorizados por el agresor si no vuelven a casa con buenas notas-,disciplinados - porque están acostumbrados a la sumisión-y poco conflictivos porque se aíslan. La vergüenza les impide explicar lo que ocurre en casa.

"Cuando yo empecé, en el año 1976, nadie hablaba de esto - explica Montserrat Tohà, directora de IReS-,después empezaron a visibilizarse las situaciones de mujeres maltratadas. Ha llegado el momento de trabajar por los invisibles: los hijos". IReS los atiende mediante un programa llamado Mentorías: atención psicológica a niños de entre 4 y 18 años y su adulto de referencia, habitualmente la madre. El tratamiento - individual y en grupo-dura un año. "Muchas veces surge una contradicción: la madre - la única que los protege-es la misma persona que el agresor ha desautorizado durante años delante de sus hijos. Los niños computan que es una mujer anulada, que no sirve para nada, se saltan su autoridad. Deben recomponer su imagen".

El último frente que asume la fundación es el de reeducar a los agresores. "Son hombres aparentemente normalísimos, alguno se toman a broma el tema. En general no son conscientes de ser agresores. Muchos crecieron entre gritos y golpes y de mayores reproducen la misma conducta", explica Tohà.

Se trata de enseñarles, insiste, "que hay otras maneras de llevar un hogar". Muchos sólo acuden al centro cuando la mujer presenta un ultimátum: "O te pones en tratamiento o se acabó".


IReS INSTITUTO DE REINSERCIÓN SOCIAL: http://www.iresweb.org/?lang=es

SAVE THE CHILDREN EN ESPAÑA http://www.savethechildren.es/


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