Entrevista
de Lluís Amiguet - La Vanguardia
Si nos
portamos como alienígenas con la Tierra, la Tierra nos tratará como a
alienígenas y nos exterminará. Nuestro planeta está enfermo de un virus letal:
somos nosotros, los humanos. Y, como todos los virus, cuando destruyamos al ser
que infectamos, moriremos también con él. Ya es tarde para evitar dañarlo: hay
que curarlo. Lo dice Braungart: "Dejemos de fabricar para el consumo y el
vertedero y fabriquemos para el uso y la vuelta a la fábrica". Braungart
aduce que este cambio salvador
es la tercera revolución industrial, junto con
la producción de energía renovable en cada casa. Ambas serían el nuevo plan
Marshall para volver a hacer crecer a toda Europa.
- Tengo
54 años: los casados ganamos un kilo al año, así que voy a hacerme champú con
esa grasita. Fui director para Europa de Greenpeace y fundé la agencia
medioambiental de la RFA e investigo para el Gobierno holandés. He participado
en SmartCity de Fira de Barcelona. ¿Sabe que España ha anunciado que será
neutral en emisiones de carbono en el 2020?
Algo había oído.
- Pues
eso es imposible. Sólo hay una manera de conseguirlo: que ustedes no existan.
Que todos dejemos de respirar.
¿Morir para dejar de contaminar?
- Ese
es el sentimiento que propicia el ecologismo sostenible: te hacen sentir
culpable de tirar de la cadena, de ir al lavabo, de lavarte los dientes... ¡y
hasta de respirar!
Pero hay que limitar el daño
ecológico.
Para
conformarnos con eso ya es demasiado tarde y ya somos demasiados. Ahora la
única alternativa a la degradación del planeta y a nuestra ulterior destrucción
no es ser menos humanos, sino ser más árboles.
¿En qué sentido?
- Los
árboles no son sostenibles: ¡Olvide la sostenibilidad, está superada! Los
árboles al vivir limpian aire y agua. No son neutrales ni de emisiones cero.
¡Son positivos!
¿Cómo?
- Ya
no basta con contaminar poco o no contaminar: debemos repensar nuestras vidas
para que nuestra actividad limpie y recupere el planeta y lo deje mejor que
antes.
¿Podemos ser positivos como
árboles?
- Tenemos
la técnica y los medios. Falta cambiar la mentalidad –que el objetivo deje de
ser no ensuciar y pase a ser limpiar– y ponernos ya manos a la obra. Por
ejemplo, proyectando edificios que limpien la tierra, el aire y el agua.
Tenemos las técnicas.
¿Es posible?
- ¡Nosotros
ya hemos empezado! Hemos diseñado vertederos y cloacas en Brasil que no es que
no ensucien..., ¡es que limpian el agua y la tierra! Y edificios que mejoran el
aire. Son viviendas que dejan el medio mejor de lo que estaba antes de que se
construyeran.
No parece tan fácil de lograr.
- Insisto
en que es cuestión de cambiar nuestros objetivos y nuestro marco mental. El
problema es que hemos estado tan ocupados siendo menos malos que no hemos hecho
nada aún por ser buenos con la tierra.
Por ejemplo.
Se han
fabricado alfombras más fáciles de reciclar, pero cancerígenas. ¿Sabe por qué?
¿Para decir que eran reciclables?
Porque
deberían haberse hecho para mejorar el medio y se han hecho pensando en no
dañarlo. Por eso, ahora debemos reinventarlo todo: detergentes, plásticos,
alfombras, gomas... Los neumáticos, por ejemplo: están diseñados para durar
cada vez más...
... Y así gastar y contaminar
menos.
¡Error!
Duran mucho más hoy que hace veinte años, pero si analiza por qué descubrirá
que llevan 640 nuevos compuestos químicos de los que 487 son nocivos para
nosotros, pero los inhalamos cada día en las calles. Y la prueba es que el asma
va en aumento.
¿Qué propone?
Cambiar
el chip. En vez de hacer ruedas para que duren más, fabriquémoslas para que
vuelvan al ciclo orgánico cuando se gasten.
¿Y una nevera vieja?
¡Jamás
debe ir al vertedero! ¡Tenemos que eliminar los basureros de nuestra mente!
Cuando ya no funcione, debe volver a la fábrica. Todos sus componentes deben
regresar a la tecnosfera para ser reutilizados.
Desde luego, es más racional
Ahora
mismo usted se está comiendo este sofá: respira sus partículas y las absorbe
por su piel. Así que debemos diseñar sofás comestibles y respirables y, tras su
uso, se integrarán en el ciclo orgánico. Mire mi zapato.
¿Es cómodo?
¡Podría
comérmelo! Cuando se calienta a alta temperatura, todo él se deconstruye en
partes que se reintegran en el ciclo biológico: fibras vegetales, cuero... Y
también compraremos calzado con data de caducidad.
¿Cómo?
Unos
zapatos que duren hasta el 2020, y entonces los devuelves a fábrica, a cambio
de una parte de lo que pagaste por ellos, y allí los refabrican. Nada se tira.
Todo debe usarse y re usarse y usarse y re usarse...
¿Adiós al consumo?
¡Adiós
al consumo: viva el uso! Todo se reincorpora al ciclo biológico o a la
tecnosfera. Que lo que quede del sofá o los zapatos ya inservibles acabe
sirviendo como abono...
¿Siempre es posible?
¡Claro!
Ya no compramos sillas de oficina, sino el uso de las sillas por un periodo
para que después sean reaprovechadas en fábrica una y otra vez... ¡Nada se
tira! En Alemania, reusar es un concepto en auge. ¡Ya no queremos ni basureros
ni vertederos!
Eso requiere esfuerzo re
organizativo.
Nos
daría una ventaja competitiva decisiva sobre los productores baratos de los
países emergentes, que fabrican sin ninguna preocupación por el medio. El
Gobierno holandés nos financia la investigación sobre el paso del ciclo
fábrica-consumo-vertedero al de fábrica-consumo-fábrica (cradle to cradle).
Fíjese: ahora mismo tengo que ir al lavabo a desbeber y por eso me deprimo.
¿La próstata...?
Es que
cada día eyectamos fosfatos y su exceso provoca leucemia en los niños. Por eso
diseñamos una planta en Brasil que reutiliza el fosfato del váter en la
agricultura.
Pero, ¿es eficiente?, ¿es rentable?
Las
españolas en su vida comen seis kilos de pintalabios. No es eficiente ni
rentable, pero es efectivo. Como regalar flores. Lo efectivo es que dejemos de
ser negativos y degradar el medio y empecemos a ser positivos y limpiarlo. No
basta con vivir sin ensuciar: al vivir debemos limpiar.