La
dictadura: El psiquiatra Augusto Cury es el autor de libros que más ejemplares
vende en Brasil desde hace un decenio. Se trata de libros reflexivos e
inspiradores, que quieren estimular tu crecimiento personal, tu enriquecimiento
psicológico, que quieren alentarte a soñar, a mejorar y a empuñar las riendas
de tu vida. El último de sus libros es “La dictadura de la belleza y la
revolución de las mujeres” (Zenith), en el que ha novelado su última preocupación:
la de las mujeres esclavizadas por cierta imagen interiorizada de cómo querrían
ser, que las mortifica. Cury se concentra, más que en cambiar el mundo, en
reforzar tu mirada para que el mundo no pueda contigo, seas hombre o mujer.
“Tengo
53 años. Nací y vivo en São Paulo (Brasil). Soy psiquiatra. Estoy casado con
Suleima y tengo tres hijas, Camila (24), Carolina (19) y Claudia (18). ¿Política?
La que nos permita ser personas autónomas. Fui ateo, pero hoy creo en Dios y
soy devoto de la inteligencia de Jesús.”
Denuncia la existencia de una tiranía
mundial.
-Sí,
una tiranía universal, un despotismo global, una dictadura insidiosa y sutil
que domina el mundo.
¿Qué dictadura?
-La
dictadura de la belleza.
¿En qué consiste esa dictadura?
-¿Quiere
verla? Es fácil: conecte su televisor. Abra una revista. Salga a la calle. Vaya
al cine. Entre en una tienda de ropa.
¿Qué veré?
-Mire
donde mire, ¡ahí está! Mire a su alrededor y la verá.
No la veo.
-Estamos
tan empapados de esa dictadura, nos tiene tan poseídos, la tenemos tan cerca e
interiorizada..., que por eso no acabamos de ser conscientes de su
persistencia.
Ayúdeme a ser consciente.
-Fíjese
bien y se dará cuenta: ¿qué tipo de mujer están mostrándole cada día de su vida
las televisiones, las películas, los anuncios de lo que sea, los reportajes de
moda...?
Mujeres guapas.
-En
concreto, un determinado patrón de belleza femenina, la del tipo Barbie, ya
sabe...
Ya, las modelos de pasarela...
-Lo de
las modelos, las top-model, demuestra que sólo diez cuerpos de mujer son espejo
¡para 3.000 millones de mujeres! Diez supermodelos representan a la mitad de la
humanidad; es decir, a mujeres de todas las edades, etnias, fisonomías,
colores... ¡Es una locura, no es lógico, y las consecuencias son tremebundas!
¿Qué consecuencias?
-Una
masacre psíquica. Las mujeres del planeta acaban prisioneras de esa gran dictadura
de la belleza. Lo refleja una rigurosa encuesta: sólo un 3% de las mujeres del
mundo se siente a gusto con su cuerpo.
¡Son muy poquitas!
-¡Esa
es la tragedia! Son tan poquitas las mujeres del planeta que no ven
deformidades o defectos en su cuerpo... Es una aberración. Otro ejemplo: ¡el
46% de las mujeres del mundo rechaza su tripa! ¿Es esto normal? ¿No le parece
una monstruosidad?
Sí, pero...
-Otro
ejemplo: las mujeres chinas y japonesas ansían operarse sus naturales ojos
orientales para tenerlos redondos como las occidentales. Y las mujeres
occidentales ansían ser muchachitas etéreas..., y así sin parar.
Total, que parece que pocas mujeres
están conformes con lo que tienen...
-Seiscientos
millones de mujeres viven prisioneras en su propia mazmorra psíquica (bulimia,
anorexia, desarreglos alimentarios...), esclavas de la dictadura de la belleza.
O viven desgraciadas o acaban muriendo. ¡Es una masacre mundial!
De acuerdo, pero no me hará renegar
de la belleza, no me hará condenarla...
-Es
que no se trata de condenar la belleza, desde luego que no. De lo que se trata
es de no someterla a un reduccionismo ridículo, a un patrón limitadísimo,
encorsetado.
¿Cómo concibe usted la belleza,
pues?
-La
belleza no son diez mujeres. La belleza está por todas partes. La belleza está
en todas las mujeres. Se trata de limpiar la mirada, de adiestrarla para verla.
Guíeme para ver la belleza.
-Está
a su alrededor, está en cada detalle. En cada detalle de un cuerpo. En todos
los cuerpos. En cada persona. Cada persona es singular, única: bella. Cada
mujer debe aprender a enamorarse de lo que tiene, de lo que es. Todos deberíamos
aprender a prendarnos de nosotros mismos.
Y no de patrones externos.
-¡Esa
es la revolución de las mujeres que promuevo! Hoy, el 70% de las mujeres se
arregla para la mirada de las otras mujeres. Cuando la mujer aprenda a mirarse
a sí misma, será libre y gozará plenamente de su vida. Siempre se lo digo a
toda mujer: ¡enamórate de ti misma!
¿Y lo ve fácil? ¿Es optimista?
-No,
no es nada sencillo. Por eso propongo la figura de Jesús. Creo que Jesucristo
puede inspirar esta revolución: ¡Jesús es el auténtico gurú que puede incitar a
la mujer a ser autónoma y libre!
¿Jesús? ¡Por qué?
-No
hizo jamás distingo alguno entre hombres y mujeres, y eso es revolucionario. Y
dignificó, acogió y defendió a todas las mujeres, pese a ser tildadas de lo
peor, ¡de prostitutas! Jesús es el ejemplo para todos: nunca nadie tan grande
se hizo tan pequeño para hacer grandes a los pequeños.
¿Y cómo lucha usted contra la
dictadura de la belleza?
-Ejercito
la mirada: miro una nube, miro el jardín por el que paso al ir al trabajo, miro
un tallo de hierba, miro una gota de rocío... ¡Qué bellos son! Me doy cuenta de
que estamos rodeados de belleza.
También las supermodelos son
bellas.
-De
acuerdo, se lo acepto, pero si me acepta que ni sólo ellas ni sólo lo físico es
bello: ¡lo son más la inteligencia y la bondad! Sobrevaloramos la belleza física.
Eso les enseño a mis hijas: que superen modelos limitadores.
¿Qué más enseña a sus hijas?
-Que
una lluvia de ideas perturbadoras está sometiendo a la humanidad: "No
valgo, soy poca cosa, estoy por debajo, soy menos, no puedo, no llego, soy
fea...". ¡Basta de eso!
¿Cómo les enseña a combatirlas?
-Si
sometes a crítica cada idea perturbadora que llegue a tu mente durante los
primeros cinco segundos, ¡la neutralizas!: mantente alerta, duda de todo... ¡y
serás libre!