Carta de la Abuela Maria Alice Campos Freire, del Consejo Internacional de las 13 Abuelas Indígenas

Carta Abierta a la comunidad global de las 13 Abuelas Indígenas
Por Maria Alice Campos Freire

Saludo a todas las personas que leen estas palabras con un saludo esperanzador y un corazón en paz.

Estas palabras intentan ser el inicio de un diálogo abierto con la Comunidad de apoyo a las 13 Abuelas de todo el planeta. Vengo hoy aquí con el corazón abierto para dirigirme a quienes han acompañado el Consejo Internacional de las Trece Abuelas Indígenas durante los últimos 12 años. Juntos, hemos logrado peregrinar alrededor del mundo, plantando las semillas de la oración y la fe y pidiendo protección y respeto a nuestra Madre Tierra y sus criaturas.

El Consejo de Abuelas ha concluido su plan original de visitar cada uno de los países de origen de las 13 Abuelas, sembrando en todos esos lugares la semilla de la oración y la conciencia. Durante estos años hemos asistido también a visitar otros países y territorios a los que fuimos invitadas, y nos hemos encontrado con mucha gente. De alguna manera nuestra presencia siempre ha llegado en el momento preciso al lugar correcto. Nos hemos sentido tocadas al conocer a muchas personas y a sus circunstancias, y también hemos tocado muchos corazones y creo que hemos marcado una pequeña diferencia con nuestra manera de caminar. Hemos visto germinar y multiplicarse muchas de nuestras semillas.

Ahora, podríamos decir que es tiempo de descanso para las abuelas. Sí, esta es la verdad y, sin embargo, sentimos que aún no hemos completado la misión. La Abuela Beatriz abrió una nueva puerta. Marchó al otro mundo y, en su último mensaje para las Abuelas dijo que teníamos que unirnos para limpiar nuestros corazones y orar uniendo nuestras manos una vez más. Su mensaje llegó a nuestros corazones.

Es hora de profundizar dentro de nuestros corazones y nuestras mentes para reconectar con el propósito original del Consejo, y aprender de lo que todo lo que hemos experimentado a lo largo de los últimos 12 años. Ahora que ella se ha ido, sabemos que su destino es nuestro destino, al igual que el destino de todos los seres humanos. Pero todavía tenemos algo más que hacer juntas. Nosotras aceptamos ser una de las abuelas, y t tenemos tenemos un legado para confiaros. Las palabras de nuestra hermana Beatrice fueron como un nuevo despertar. Ella, la primera en marchar, lo vio con claridad en el momento de su partida.

Nosotras necesitamos tomarnos de la mano una vez más y orar y meditar juntas sobre ese legado, sobre nuestra experiencia común y sobre su significado. Nosotras necesitamos pulir nuestros corazones, con el fin de transmitir la herencia pura de nuestra misión.

Es una bendición que Menla haya creado esta oportunidad para un retiro de sanación y realización del círculo que incluye a todas y todos. Nos basamos en su presencia y su apoyo para que esto pueda suceder, y queremos deciros que os honramos y esperamos contar con vuestra participación una vez más.

Con mucho amor y un gran abrazo universal
Abuela Maria Alice Campos Freire

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