"Estés donde estés, estarás unido
a tus ancestros y a tu tierra"
ENTREVISTA DE IMMA SANCHÍS. LA VANGUARDIA 27/03/2007. BARCELONA
Tengo 58 años y soy la vicepresidenta de Nueva Caledonia. Soy poetisa y estudié Letras en Francia. Casada, tengo dos hijos y una nieta. Comprometida con el movimiento independentista desde mi juventud, me encargo de la cultura, la ciudadanía y la condición femenina. Yo soy canaca y nuestra tradición espiritual es la “coutune”, por ella convivo con mis ancestros.
- Cuénteme un cuento de Nueva Caledonia.
- Le contaré la historia de las dos conchas: Benitier enganchada y Benitier sentada. Un día que el viento soplaba fuerte y las olas comenzaban a alzarse, Benitier sentada le dijo a Benitier enganchada: "Ve con cuidado porque esto se convertirá en tempestad", y Benitier enganchada se molestó...
- No me extraña.
- …y le dijo a Benitier sentada: "¡Me vas a venir a explicar a mí de qué va la vida!". Llegó la tempestad y se llevó a Benitier sentada, pero Benitier enganchada, que vivía adherida a la roca, permaneció.
- ¿Moraleja?
- Antes de hablar de los otros conócete a ti mismo y observa tus circunstancias.
- Pues vamos a ello.
- Yo recibí la educación coutune dentro de mi clan. Después fui a la escuela francesa.
- ¿En qué consiste la educación coutune?
- Un canaco no tiene sentido él solo, existe porque existe el grupo. Para nosotros estés donde estés, estarás unido a tus ancestros y a tu tierra. El nombre de nuestros clanes corresponde al nombre de la tierra que les sustenta.
- Entiendo.
- Por eso cuando los franceses llegaron y se apoderaron de nuestras tierras nos robaron la identidad. Nuestra reivindicación independentista está ligada a nuestra identidad.
- ¿Trabaja usted la tierra además de las ideas y la política?
- Sí, trabajo la tierra y las plantas simbólicas. Yo cultivo la planta de las mujeres, el taro, y mi marido la de los hombres, el ñame.
- ¿Qué ha aprendido cultivando la tierra?
- A estar en paz conmigo misma.
- ¿Y antes de eso?
- Cada día, en la escuela primaria, el profesor izaba la bandera francesa y nos hacía formar frente a ella. Y en el fondo de la clase había un letrero que decía: "Debéis hablar francés tanto en clase como en el patio"; si no lo hacías, te pegaban en las manos.
- ¿Algo más?
- Nosotros sabíamos que junto a la comunidad de los canacos estaba la comunidad de los blancos, y que ése era otro mundo.
- Pero usted se formó en los colegios y en la universidad de ese otro mundo.
- Mi hermano tenía un amigo blanco. Cuando iba a su casa, la madre del amigo blanco le daba la merienda a su hijo mientras mi hermano debía esperar fuera: ése es el mundo de los blancos. En el nuestro si le das un trozo de pan a tu hijo, también se lo das al vecino, sea cual sea su origen.
- ¿Y usted por qué quiso ser poetisa?
- Mi madre y las mujeres de mi familia eran analfabetas, pero me explicaban cuentos fascinantes. Cuando me fui a Montpellier, la nostalgia me hizo escribir todas aquellas historias de nuestra tradición oral. Y esa afición se convirtió en conciencia política.
- ¿Qué papel ejerce la mujer en su mundo?
- Nos encargamos de la educación de los niños, de pescar a la orilla del mar, de hacer cestos, plantar el taro, cocinar y lavar. Ellos construyen las casas, pescan en el mar, cazan, plantan el ñame y hablan en público.
- Entonces usted no es una mujer corriente.
- Yo di ejemplo primero.
- ¿Qué cosas no le gustan de su cultura?
- El patriarcado, pero ahora yo soy responsable de las cuestiones coutune, cuyo senado está formado por hombres.
- ¿Cómo lo hace?
- A través de la tradición oral de las mujeres también aprendemos cómo hablar a los hombres.
- ¿Y cómo hay que hablar a los hombres?
- Sin humillarlos.
- ¿Ellos pueden humillar a las mujeres?
- No deberían, pero ese es su problema. Ya dije cuando pusimos en marcha la ley de la paridad, en el 2004, que iba a ser un problema para los hombres pero no para las mujeres. Hoy gracias a esa ley ya no pueden hacer política sin nosotras, la ley los obliga.
- ¿Su abuela está de acuerdo con todo esto?
- Tengo dos tías que abandonaron a sus maridos porque no estaban de acuerdo con su trato y fueron acogidas por el clan de mi padre. Yo milité libremente porque el jefe de mi clan, mi padre, me lo permitió. Fue una suerte, lo reconozco.
- ¿La política divide a los canacos?
- Solucionamos los conflictos con la coutune.
- ¿Nos dará un poco...?
- Les daré ejemplo: nosotros, cuando tenemos un conflicto, nos reunimos todos en la casa comunal, dejamos el conflicto en la puerta y hablamos del tema con serenidad para solucionarlo.
- ¿Y luego cuando salen recoge cada uno su conflicto y se va para casa?
- Donde nosotros vivimos, conviven el mundo de los vivos y el de los ancestros. Los ancestros han visto mucho y saben; y nosotros no nos hemos olvidado de escuchar. Ellos nos enseñan como solucionar.
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