• El útero o el corazon arcaico - 1° parte

EXTRACTO DE LA "SEXUALIDAD DE LA MUJER" DE CASILDA RODRIGAÑEZ

"Un curioso fenómeno concerniente a las mujeres recolectoras cazadoras es su capacidad de impedir la preñez en ausencia de todo tipo de anticonceptivo. Diversas hipótesis han sido formuladas y rechazadas, por ejemplo que la fertilidad esté ligada a la cantidad de grasa del cuerpo. La explicación que parece plausible se apoya en el hecho de que los humanos no domesticados están más en armonía con su ser físico que nosotros. Los sentidos y los procesos físicos no les son extraños ni se les hacen grandes; el dominio sobre la fecundidad es sin duda menos misterioso para aquellos para los que el cuerpo no se ha vuelto un objeto externo sobre el que se actúa."
John Zerzan "Futuro Primitivo"

A lo largo de unos años nos hemos ido encontrando con una serie de datos que, en principio, casi no llaman la atención ni sugieren nada; son datos sueltos, que en su desconexión no resultan significativos; son como las piezas de un puzzle que, almacenadas en algún lugar de nuestra conciencia a la espera de ocupar su puesto en la resolución del puzzle.

a) Para Masters & Johnsons, las contracciones uterinas son un componente esencial en todo orgasmo femenino. Marise de Choisy va más lejos al afirmar que éste: "…tiene su origen en el cuello del útero. Y que si los psicoanalistas, desde hace tiempo, vienen confundiendo el orgasmo cérvico-uterino con el orgasmo vaginal, no es sólo debido al narcisismo masculino, ni tampoco sólo a la ignorancia femenina, sino también porque las cérvico-uterinas no frecuentan las consultas de los psicoanalistas".

b) Bartolomé de las Casas y otros viajeros del siglo XVI han escrito que las mujeres de las poblaciones que habían encontrado en zonas del planeta desconectadas de nuestra civilización parían sin dolor.

c) “Histeria” viene de "hysteron", es decir, "útero". En la Antigua Grecia se creía que las enfermedades nerviosas o "histéricas" de las mujeres eran debidas a que el útero sufría un desplazamiento hacia arriba. Platón y otros hablan del "vientre errante", y lo define como un "animal dentro del animal".

d) El útero aparece sistemática y cuantiosamente reproducido en la cultura que ahora se está desenterrando de la llamada Antigua Europa, datada entre el 6.500 y el 3.500 a.C. En aquel mundo simbólico, el útero era aquello cuyo latido significa la vida; algo análogo a lo que en nuestro mundo simbólico significa el corazón: el amor y la vida. La arqueología está obteniendo datos sorprendentes y reveladores de aquella civilización. Con esta información se vuelve evidente que lo que relata el Génesis no es la creación de la naturaleza humana, sino las condiciones de un nuevo modo de convivencia y de ser humano que se imponen contra otras, y que incluyen el parto con dolor, la transformación del "hysteron" en "histeria". De hecho, el Génesis habla de un paraíso del que fueron expulsados nuestros primeros progenitores; es decir, que aunque lo de "primeros" da pie a pensar que desde el principio esa fue nuestra condición, no pudieron omitir la existencia de otro mundo anterior al actual. ¿Por qué si no inventar la historia de un paraíso, de una serpiente-demonio, de un Árbol del conocimiento del bien y del mal cuya accesibilidad queda también prohibida con la expulsión del Paraíso?

e) La oxcitocina, que se utiliza como dilatador del útero en medicina, se empleaba en las iniciaciones de Eleusis por medio del hongo del cornezuelo de centeno. La misma química, una aplicada en el parto con dolor forzado, la otra como afrodisíaco. La misma hormona (la oxitocina) que está presente en el parto para dilatar el cuello uterino es también la hormona del orgasmo, por ello se la conoce como "la hormona del amor".

f) En los partos actuales existen casos de partos orgásmicos. Y según los que lo han estudiado, como Serrano Vicens, Merelo-Barberá y el Dr. Schebat del Hospital Universitario de París, son más frecuentes de lo que se cree.

g) Dentro de la práctica de partos "alternativos" o humanistas existe la constatación de Michel Odent de que cuanto menos se interfiera en el parto, cuanto menos se provoque el neocórtex de la mujer haciéndola prestar atención racional a conversaciones, y cuanto más desinhibido permanezca el cerebro ancestral, más fácil resultara el parto. La mujer necesita ese clima de confianza y de cierta intimidad.

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