• PRESIDENTE OBAMA: NO REPETIR EN SIRIA EL TRÁGICO ERROR DE IRAK


Por Federico Mayor de Zaragoza - Septiembre de 2013
Desde hace años –con el horrendo balance de la indebida invasión de Irak en la memoria y el corazón, y ante el obsceno espectáculo, después, del asesinato de Gaddafi- vengo insistiendo en que es indispensable y urgente una refundación del Sistema de las Naciones Unidas. Un nuevo ataque sin esperar a conocer el veredicto de los inspectores de las Naciones Unidas –como sucedió en el caso de Irak con la mentirosa suposición de que el régimen de Saddam Hussein poseía “arsenales de destrucción masiva”- constituiría un nuevo y ensangrentado desaire a sus competencias.
“Hay sólo una salida de emergencia: ¡las Naciones Unidas re-unidas!”, escribía en abril de 2011. Y el 13 de febrero de 2012: “¿Siria? Unas Naciones Unidas unánimemente respetadas, la única solución”. Proponía dos fases en el proceso de “refundación” del Sistema de las Naciones Unidas: una, inmediata, en que la Asamblea General designara unánimemente a un interlocutor para establecer los contactos oportunos con el gobierno de El Assad, y llegar a los acuerdos pertinentes gracias a la inmensa autoridad que esta representación le concedería. En una segunda fase, se establecería una Asamblea General en la que hubiera una representación de Estados equivalente al 50% de sus miembros y el otro 50% estuviera integrado por representantes de la sociedad civil. Además, al actual Consejo de Seguridad, sin veto pero con voto ponderado, se añadirían un Consejo Socioeconómico y un Consejo Medioambiental.
Occidente –por las ambiciones hegemónicas globalizadoras que favorecieron la plutocracia y el mercado- ha perdido autoridad y legitimidad. Carece de liderazgo político y moral. Europa, arredrada, amilanada, con un sistema de seguridad dependiente, obcecada por las primas de riesgo y los equívocos “repuntes económicos”, no ha sabido jugar el “alto papel que le corresponde en las crisis, enfrentamientos y convulsiones recientes” (24 de agosto de 2013).
Presidente Obama: actúe con las Naciones Unidas. Sólo usted podría, con el apoyo presencial y virtual de un gran clamor popular, repetir, en su segundo mandato, la hazaña del Presidente Roosevelt… pero contando ahora con la gente, con los pueblos. No intervenga antes de conocer por las Naciones Unidas –y no por otros desacreditados conductos de inteligencia- quiénes son los responsables. Y no lo haga sin contar con la aprobación del Consejo de Seguridad. Sería una gran decepción y constituiría una nueva irresponsabilidad bombardear con unos cuantos misiles lanzados desde portaviones para demostrar al gobierno sirio la fuerza occidental, sin importar los “efectos colaterales” –que nunca han importado al “gran lobby”- y sin saber a ciencia cierta a quién se está beneficiando (porque poquísimo se sabe sobre la “oposición” y lo que se sabe no es todo trigo limpio).
Antes de disparar, señor Presidente, mire a quienes le están induciendo a apretar el gatillo. Piense en la “gente” de ambos bandos. Y no lo haga. Presidente Obama: tiene usted hoy la oportunidad de iniciar la gran inflexión desde la oligarquía a la democracia, de una cultura de dominio, imposición y violencia a una cultura de conciliación, alianza y paz. De la fuerza a la palabra.
Aprovéchela.