Extracto de
una charla de Eckhart Tolle - www.elblogintegral.com
"¿Por
qué nos volvemos adictos a otra persona? La razón por la que la relación
de amor romántico es una experiencia tan intensa y universalmente
perseguida es que PARECE ofrecer la liberación de un
estado profundamente arraigado de miedo, necesidad, carencia y
falta de plenitud que es parte de la condición humana en su estado no
redimido o no iluminado
"Hay
una dimensión física y otra psicológica en este estado. En el nivel físico, usted obviamente no está completo, ni lo estará nunca:
es un hombre o una mujer, es decir, la mitad del todo. En este nivel, la
añoranza de la plenitud -el retorno a la unidad- se manifiesta como una atracción entre el macho y la hembra,
la necesidad del hombre de una mujer, la necesidad de la mujer de un hombre. Es
un impulso casi irresistible de unión con la polaridad de energía contraria. La
raíz de este impulso es espiritual: la añoranza del fin de la dualidad, un retorno al estado de plenitud.
La
unión sexual es lo más cerca que usted puede estar de este estado en el plano físico. Por eso es la
experiencia más profundamente satisfactoria que puede ofrecer el reino físico.
Pero la unión sexual no es más que un atisbo fugaz de la plenitud, un instante
de bienaventuranza. Mientras se busque inconscientemente como un medio de
salvación, usted está buscando el fin de la dualidad en el nivel de la forma, donde no puede encontrarse. Usted
recibe un atisbo tantálico del cielo, pero no se le permite habitar allí y se
encuentra a sí mismo de nuevo en un cuerpo separado.
En el nivel psicológico, la sensación de carencia y de falta de plenitud
es, acaso, aún mayor que en el nivel
físico. Mientras esté identificado con la mente, usted tiene un sentido de sí
mismo derivado del exterior. Es decir, usted obtiene el sentido de quién es de
cosas que, en últimas, no tienen nada que ver con quién usted es realmente: su
papel social, las posesiones, la apariencia externa, los éxitos y fracasos, los
sistemas de creencias, etc.
Este
ser falso, elaborado por la mente, el ego, se siente vulnerable, inseguro y
siempre está buscando cosas nuevas con las cuales identificarse para que le den
una sensación de que existe. Pero nada
es suficiente para darle una realización duradera. Su miedo y su sentido de
carencia y necesidad permanecen.
Pero
entonces llega esta relación especial.
Parece ser la respuesta a todos los problemas del ego y llenar todas sus
necesidades. Al menos así parece al principio. Todas las demás cosas de las que
usted derivaba su sentido de sí mismo antes, ahora se vuelven relativamente
insignificantes. Usted tiene ahora un solo punto focal que las reemplaza a
todas, da sentido a su vida, y a través del cual usted define su identidad: la persona de la que está «enamorado».
Ya no
es un fragmento desconectado en un universo carente de afecto, o eso parece. Su mundo ahora tiene un centro: el amado.
El hecho de que el centro esté fuera de usted y que, por lo tanto, usted
todavía tenga un sentido de sí mismo derivado del exterior, no parece importar
al principio. Lo que importa es que los sentimientos subyacentes de no
plenitud, miedo, carencia y falta de realización, tan característicos del
estado egotista, ya no están ahí. ¿O sí?
¿Se han disuelto o continúan existiendo bajo la feliz realidad superficial?
Si en
sus relaciones usted experimenta «amor» y su contrario -ataque, violencia
emocional, etcétera- es probable que esté confundiendo el apego del ego y la
dependencia adictiva con el amor. Usted no puede amar a su pareja un momento y
atacarla al siguiente. El verdadero
amor no tiene contrario. Si su «amor» tiene un contrario, entonces no es
amor sino una fuerte necesidad del ego de un sentido más profundo y completo de
sí mismo, una necesidad que la otra persona llena temporalmente. Es el
sustituto del ego para la salvación y, por un corto tiempo, casi se siente como
la salvación.
Pero
llega un punto en el que su pareja actúa de forma que deja de llenar sus necesidades, o más bien las de su ego. Los
sentimientos de temor, dolor y carencia, que son una parte intrínseca de la
conciencia egotista pero que habían sido ocultados por la «relación amorosa»,
ahora salen a la superficie. Igual que con cualquier otra adicción, usted está
en un punto alto cuando la droga está
disponible, pero invariablemente llega un momento en que la droga ya no le hace efecto. Cuando
vuelven a aparecer esos sentimientos dolorosos, usted los siente incluso con
más fuerza que antes, más aún, ahora percibe a su pareja como la causa de esos sentimientos. Esto quiere decir que los
proyecta hacia afuera y ataca al otro con toda la violencia salvaje que es
parte de su dolor. Este ataque puede despertar el dolor de la pareja y ésta
puede contraatacarlo. En ese punto el ego todavía espera inconscientemente que
su ataque o sus intentos de manipulación sean suficiente castigo para inducir a su pareja a cambiar su conducta,
de modo que pueda usarla de nuevo como protección de su dolor.
Toda
adicción surge de una negativa inconsciente a enfrentar el dolor y salir de él. Toda adicción comienza con dolor
y termina con dolor. No importa a qué sustancia sea usted adicto -alcohol,
comida, drogas legales o ilegales, o una persona- usted está usando algo o a
alguien para ocultar su dolor. Por eso, después de que la euforia inicial ha
pasado, hay tanta infelicidad, tanto dolor en las relaciones íntimas. Ellas no
producen dolor o infelicidad, simplemente sacan
a la luz el dolor y la infelicidad que ya hay en usted. Toda adicción hace
eso. Toda adicción llega a un punto en el que ya no funciona para usted y
entonces usted siente el dolor más intensamente que nunca.
Esa es
una de las razones por las que la mayoría de las personas están siempre
intentando escapar del momento presente y buscando algún tipo de salvación en
el futuro. Lo primero que podrían encontrar si enfocaran su atención en el
Ahora, es su propio dolor y eso es lo
que temen. Si supieran lo fácil que es acceder en el Ahora al poder de la
Presencia que disuelve el pasado y el dolor, a la Realidad que disuelve la
ilusión. Si sólo supieran cuán cerca están de su realidad, cuán cerca están de
Dios.
Evadir
las relaciones en un intento por evitar el dolor no es la solución tampoco. El dolor está ahí de todos modos. Es más
probable que tres relaciones fallidas en tres años lo obliguen a despertar, y no tres años en una isla desierta o
aislado en su habitación. Pero si pudiera traer intensa presencia a su soledad,
eso también funcionaría para usted."
Clica aquí para ver Enseñanzas para Mujeres sobre el Arte de estar en Pareja
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