María Jesús
Hernández. Las Palmas de Gran Canaria - www.laprovincia.es"La placenta es el mejor
nutriente que puede tener la hembra al parir, porque reúne una serie de
características nutricionales que previenen contra las hemorragias, uno de los
principales riesgos del parto, al tiempo que estimula la lactancia materna y
reduce el riesgo de osteoporosis",
afirmó el Dr, Sergio Sánchez Suárez, director del Centro Canario de
Investigación Perinatal durante la conferencia impartida en el Club Prensa
Canaria, titulada 'Vitamina K, maternidad y placenta'.
Sánchez,
médico y máster en Nutrición por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria,
defiende la ingesta de placenta tras un parto por su alto contenido de vitamina
K, así como de hormonas que aportan un gran beneficio a la madre.
Entre
ellas destacó el lactógeno placentario humano (HPL), que estimula la lactancia,
y las hormonas hipofisiarias (hormonas que están en el cerebro) y que podrían
reducir de forma considerable el riesgo de depresión posparto, "aunque esta hipótesis está aún por
investigar", afirmó Sergio Sánchez.
El
director del Centro Canario de Investigación Perinatal asegura que en los
últimos cinco o seis años se ha incrementado el número de mujeres que solicitan
ingerir placenta tras el parto, aunque asegura que es contraproducente en
mujeres que no han tenido un control médico durante el embarazo.
"El único inconveniente es el
factor cultural, el rechazo o el asco que puede provocar esa práctica, pero las
madres que han comprendido la finalidad, las bases fisiológicas y la
información a ese nivel, llegado el momento del parto, el instinto indica que
es lo más conveniente, y las madres que han ingerido su propia placenta, en
general, aseguran que les proporciona energía extra. Lo cierto es que la
naturaleza ha preparado el alimento que al mismo tiempo es el medicamento
perfecto para ese momento. El problema sería planteable únicamente en un
embarazo sin control médico, porque si madre pudiera sufrir infecciones o
alguna patología".
Práctica instintiva
Actualmente
se utiliza la placenta para fines cosméticos, aunque todas las hembras
mamíferas, herbívoras y carnívoras, consumen su placenta después del parto. Es
un comportamiento instintivo guiado por el gen PEC3, que también está en el
código genético de las mujeres y se localiza en el cromosoma 7q32.
La
placentofagia es una fuente de sustancias nutritivas. Su ingesta beneficia una
mejor lactancia y una mayor rapidez en la cicatrización de las heridas
producidas por el parto. Todos los nutrientes que contiene la placenta son
igualmente beneficiosos para la madre como para el bebé y las hormonas que
contienen sirven para compensar el déficit hormonal de la madre tras el parto.
Las mujeres realizaban la placentofagia de un modo natural, al igual que dan de
mamar a sus hijos, pero la evolución de la cultura ha hecho de esta práctica un
tabú, aunque actualmente hay personas que la realizan respetando los mecanismos
de la naturaleza.