• Laberinto en Nueva Zelanda

Homenaje a Abuela Pauline Tangiora,
una vida dedicada a la paz y a la Tierra
Por Marianna García Legar
Conocí a la abuela Pauline Tangiora por su vinculación con el Consejo Internacional de las 13 Abuelas Indígenas, del cual es embajadora por Nueva Zelanda. 
Madre de 14 hijos y abuela de 52 nietos, es una mujer entrañable y humilde que ha dedicado su vida al activismo por los derechos de la Tierra, de los pueblos indígenas, por los derechos humanos y de las mujeres y, también, a la resolución de conflictos y los procesos de reconciliación. 
Desde su pequeña comunidad en la península de Māhia de la Isla Norte de Aotearoa (Nueva Zelanda), ella ha proyectado su trabajo hacia todo el planeta. Se ha enfrentado con militares en defensa de indígenas en México, ha consolado a criaturas afectadas por el ataque de armas químicas en Irak, ha apoyado en la ONU a los pueblos bosquimanos de Botswana y, a la vez, ha sido líder de su propio pueblo en la lucha por la defensa de sus tierras ancestrales. 
La abuela Pauline ha recibido el Premio Internacional de la Paz de Bremen en Alemania. Ha sido durante años presidenta de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad Aotearoa; representante regional de las mujeres para el Consejo Mundial de Pueblos Indígenas y comisionada de la Carta de la Tierra. Actualmente, es embajadora del Consejo Internacional de la Tierra y del Consejo Internacional de las 13 Abuelas Indígenas, miembro de la Liga Māori para el Bienestar de las Mujeres, y patrocinadora de la Fundación por la Paz. También ha trabajado intentando mejorar el sistema penitenciario de Nueva Zelanda, y ha encabezado la lucha de su pequeña comunidad en la defensa de los derechos sobre la tierra que les pertenece desde tiempos ancestrales. 
Gran oradora, su presencia ha sido siempre muy solicitada en conferencias y foros en todo el mundo donde ha compartido la sabiduría tradicional del pueblo maorí, así como su pasión por mejorar el mundo para las futuras generaciones. En esos espacios ha expresado su convicción acerca de la necesidad de mantener el equilibrio entre los valores tradicionales y la vida moderna para la supervivencia de las culturas tradicionales y la protección del medio ambiente. 
Para nosotras la abuela Pauline es un ejemplo de vida, una estrella que nos señala el camino a seguir y la manera de caminarlo, como ella, con dulzura y amabilidad, humildad y compromiso. Nos sentimos muy honradas de haberla conocido y de haber recibido la bendición de tenerla como madrina de nuestra pequeña hermandad española desde 2008. 
Por todas estas razones, y porque la amamos profundamente, hermanas de nuestra sororidad llevarán hasta su tierra nuestro tradicional laberinto de Luz.
El laberinto es la construcción simbólica más antigua e importante de la Vieja Madre Europa, un sello ancestral anterior al patriarcado cuyas primeras representaciones se hallan en España y cuentan con más de 5.000 años de antigüedad.
El laberinto simboliza la entrada al vientre de la Madre Tierra, que se halla situado en el centro. El camino que nos ofrece es una peregrinación hacia el útero de la Tierra, lugar en que habitan los ancestros y donde todo puede renacer. Allí podemos sembrar rezos y agradecimientos y recibir bendiciones y enseñanzas.
El Laberinto está formado por dos serpientes, animal que para nuestros ancestros europeos representaba a la Gran Madre. Una serpiente es roja y femenina, mira hacia el Oeste y cuida el centro y la periferia del laberinto. La otra serpiente es blanca y masculina y mira hacia el Este, lugar del nacimiento del Sol. Unidas, ambas serpientes forman el camino de la vida donde las energías femeninas y masculinas trabajan en equilibrio.
El Laberinto de Arboleda de Gaia es un sello de luz construido con 570 velas, que se recorre como una plegaria en movimiento. 
Abuela Pauline, recibe esta ofrenda en nombre de nuestra humilde hermandad femenina. Con este pequeño regalo queremos expresarte nuestro amor y respeto.
Gracias Abuela Pauline. Gracias por ser un ejemplo para todas las mujeres del mundo. Gracias por tu amor y tus gestos de cariño. Gracias por tu humildad.
Gracias por tu lucha, que hoy ya es la nuestra.
Te amamos.
Marianna García Legar