• 8 de Marzo: Carta de Marianna

Mis queridas hermanas y amigas, mis queridos compañeros de camino:

Recordando primeramente el origen de esta fecha en la que, en 1908, 146 mujeres de la textil Cotton de Nueva York fueron quemadas vivas dentro de la fábrica donde resistían en su lucha.

Imaginando aquella horrible hoguera he recordado también otra terrible, la de Zugarramurdi, donde la Inquisición quemó a doce vecinas del pueblo hace ya 400 años.

Unas fueron quemadas por protestar por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. Otras, por sus saberes y oficios femeninos, perseguidos con saña para exterminar nuestros conocimientos ancestrales.

Honrando a todas ellas que caminaron antes que nosotras, hoy, Día Internacional de la mujer yo miro el mundo y digo: ¡¡¡¡Hermanas, aún queda tanto por hacer!!!!

Yo pregunto, por ejemplo, ¿Dónde están las mujeres de Libia? ¿Dónde las de Yemen? ¿Dónde las de Bahreim?

Mientras veo en el telediario miles de hombres cruzando las fronteras de Libia, mientras oigo locutores diciendo que “la población” huye, no dejan de sorprenderme las enormes filas de hombres solos. ¿A eso llaman la población? ¿Qué ha sido de las mujeres? ¿Porqué no intentan ellas salir del país en guerra? ¿Dónde están?

Y lo que más me preocupa ¿Cómo están? Las imagino encerradas con niños, niñas y viejos. Las imagino buscando comida, esquivando violencia, tratando de sostener la vida como sea, por más miserables y terribles que sean las condiciones.

Y lo que más me indigna ¿Por qué nadie en los informativos, ni en la ONU, ni en el gobierno, ni en ningún sitio reflexiona sobre esta significativa ausencia femenina en los grupos de gentes que intentan huir?

Le Monde publica que muchas mujeres están siendo violadas por las tropas de Gadaffi.
Pero es muy probable que lo mismo suceda con las tropas rebeldes.

La violación es un arma de guerra muy antigua, ya explicada en la Biblia, que en el libro de Zacarías 14 dice: "Yo (Dios) voy a congregar a todas las naciones para combatir, la ciudad será tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de los pobladores partirán al exilio, pero el resto de la gente se quedará en la ciudad..." Y entre ese resto de gente, siempre están las mujeres.

Hoy es el Día de la Mujer y yo quiero recordar a mis hermanas, las mujeres de Libia, de Bahreim, de Yemen y desearles mucha fuerza y mucha vida.

Y no sólo a ellas. Yo quiero recordar a todas las mujeres que aún no pueden disfrutar de igualdad de derechos que gozamos las mujeres europeas.

A los 100 millones de mujeres que ya no están, porque han muerto prematuramente a causa de la discriminación y la violencia, como nos recuerda Amartya Sen, premio Nóbel de Economía 1998.

A las mujeres analfabetas que representan numéricamente el doble que los hombres.

A las que están en manos de las redes de trata de blancas. A las asesinadas en Ciudad Juárez sin que las autoridades hagan nada. A las mujeres maltratadas, que son el 50% de la población femenina. A las que viven en lugares terribles, a las más olvidadas.

A los 130 millones de mujeres a las que han destrozado la vida con la ablación e infibulación y que son el noventa por ciento de las mujeres egipcias, sudanesas, somalíes, yemeníes, indonesias y malayas.

A todas las que no tienen voz para expresarse porque siempre son las últimas de la fila.

Ante ellas yo reafirmo mi compromiso con todas mis hermanas de trabajar incesantemente por la sanación del femenino planetario, que se manifiesta siempre a través de la vida de todas las mujeres de la Tierra.

Y quiero recordar también el ejemplo de todas las que trabajaron para liberar al pueblo de las mujeres de tantas y tantas cadenas y horrores. A aquellas que sufrieron prisión y durísimas condiciones para lograr que las mujeres fuéramos consideradas personas y tuviéramos derechos. Todas las que conformaron lo que hoy se llama el movimiento feminista.

Y digo que el feminismo es la lucha por la igualdad de todas las personas de la sociedad.

Y digo que ninguna mujer europea, desde la comodidad de su vida autosuficiente, debería decir “yo no soy feminista”, renegando de la lucha en contra la opresión como si ello fuera un pecado, y creyendo erróneamente que “feminismo” es el opuesto complementario de “machismo”.

El diccionario dice:

Feminismo: Doctrina que defiende la igualdad de derechos entre mujeres y hombres.

Machismo: Creencia en la superioridad del hombre sobre la mujer.

¿Quién puede decir “Yo no soy feminista” después de acudir al diccionario y leer el significado del término? Feministas son todas las personas cabales que aman la justicia y la libertad y creen en la igualdad de todos los seres.

La espiritualidad femenina debe hundir profundamente sus raíces en el compromiso social ya que, como bien dice Starhawk, la espiritualidad femenina se vive en comunidad.

Y ese compromiso siempre debe ser solidario con nuestras hermanas más necesitadas. Nosotras, las privilegiadas mujeres europeas, podemos ser su voz, la voz de las que no tienen voz.

Por ello elevo hoy una oración para que todas las mujeres europeas despierten y se pongan en marcha para sanar la vida y la Tierra. Para que todas ellas se comprometan en la acción solidaria. Para que todas escuchen en su interior la llamada de la Vida, que nos reclama para la sanación de la Tierra y de todos los seres sintientes.

En marcha, hermanas, ¡Aún hay tanto trabajo por hacer!

Que la paz, la libertad, la igualdad de oportunidades y la alegría de vivir llegue a todas las mujeres hoy. Porque todas merecemos tener una vida digna y plena.

Feliz día, Mujer, para todas mis hermanas del planeta y para todos los hombres cabales que caminan a nuestra vera.

Marianna
Barcelona, 8 de Marzo de 2011.

www.mujerdegaia.blogspot.com


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