• La diosa Anath

Walter G., Barbara. “Anath”, The Woman’s Dictionary of Symbols and Sacred Objects. San Francisco: Harper San Francisco.
Gemela de la diosa Mari como “Señora del Nacimiento y la Muerte”, venerada por los cananeos, amoritas, sirios, egipcios y hebreos. Los fenicios de habla griega en Chipre la llamaban Anath “Fuerza de la Vida”.

Una estela egipcia de tiempos de Ramses II se dirige a ella como “Reina de los Cielos y Amante de todos los dioses”. Textos semíticos la llaman “Hija Virgen de Palestina” o “Sabiduría Virgen Moradora de Zion”.

El templo de Jerusalén fue ocupado durante siglos por Yahvé y esta diosa, conocida como la Reina del Cielo, Anath, Asherah, Mari o Miriam.

Su santuario Beth-Anath (Casa de Anath) es mencionado en el capitulo 19 de Joshua. Algunos jefes israelitas se llamaban a sí mismos sus hijos. En Sicilia un asentamiento fenicio tomó su nombre de esta diosa, Mach Anath. Los griegos la llamaban Panora, que significa “Madre Montaña Universal”.

En los textos Ras Shamra se describen los sacrificios rituales primitivos de Anath o Anat. En ellos era fertilizada con la sangre de los hombres, no con su semen, porque su culto databa del neolítico donde la paternidad se desconocía y se consideraba la única sustancia que podía transmitir la vida era la sangre. Parece que muchos hombres eran sacrificados a Anath cuando su imagen se pintaba con henna de color rojo para la ocasión. “Ella golpea con violencia y se deleita en ello, les corta y mira… su hígado se regodea... porque ella hinca sus rodillas en la sangre de los soldados, sus entrañas en la sangre de los guerreros, hasta que su sed de matanza se satisface”.

En rituales similares en Egipto, las sacerdotisas se levantaban las faldas mientras desmembraban al dios toro Apis para que los borbotones de sangre bañaran sus vientres y las fecundara.

Al igual que la diosa mexicana “La dama de la falda de serpiente” quien daba nueva vida con la sangre genital de Quetzalcoatl; Anath colgaba los penes de sus víctimas en el delantal de cuero de cabra –aegis- que usaban las sacerdotisas libias. Cuando la diosa pasó a Grecia y fue virginizada permanentemente y transformada en Atenas, su aegis se transformó en un pectoral.

Atenas aún lleva serpientes en la cabeza cuando aparece bajo el título de Gorgona “la macabra” en su manifestación como destructora diosa de la muerte.

Anath anualmente echaba su maldición de muerte -anatema- al dios cananeo Moth “el castrado” o “Señor de la Muerte” que representaba el aspecto estéril del fértil dios Baal.

Como Set en Egipto, Moth representaba la estación estéril y asesinaba a su gemelo fértil, el dios Aleyin.

Repitiendo una historia universal, Moth-Aleyin era hijo de la virgen Anath y más tarde también era el consorte de su propia madre. Al igual que Jesús, se lo llamaba “Cordero de Dios”. El decía: “Soy Aleyin, hijo de Baal (el Señor). Preparad el sacrificio. Soy el cordero hecho de trigo puro que debe sacrificarse para la expiación

Tras la muerte de Aleyin, Anath le resucitaba y sacrificaba a Moth en su lugar. Le decía a Moth que había sido abandonado por su padre del cielo, el mismo que luego abandonaría a Jesús en la cruz. Las palabras atribuidas a Jesús “Padre, Padre, ¿porqué me has abandonado?” -Marcos 15:34- fueron al parecer copiadas de una antigua fórmula litúrgica que pasó a formar parte del ritual de pascua en Jerusalén.

El drama sagrado incluía un momento en que Anath rompía el cetro sagrado de Moth simbolizando su castración. La ruptura del cetro simbolizaba la ruptura de la conexión entre el viejo rey y la diosa tierra tras la cosecha de su reino. Anath entonces le asesinaba y utilizaba su cuerpo y su sangre para renovar la tierra en la cosecha del año siguiente. “Atrapa a Moth, el hijo divino. Con su hoz le raja, le golpea con su mayal”. Los restos se echaban al campo, al igual que los trozos del salvador Osiris in Egipto.

Naturalmente esta diosa asesina de dioses -Anath- se convirtió en diabólica en las leyendas patriarcales. Los cristianos abisinios la llamaron Aynath “el ojo demoníaco de la tierra”. Decían que era una vieja bruja que Jesús destruyó ordenando que fuese quemada y sus cenizas esparcidas al viento.

En los evangelios cristianos la maldición de muerte de Anath –Anatema Maratha- (Corintios 16:22) ha sido traducida equívocamente como “la cometa del novio”. Lo que realmente significaba esta expresión era la muerte inminente del novio, ya que era la maldición pronunciada solemnemente sobre una víctima de sacrificio. Tenía el mismo doble significado que el latín “sacer”, que significa a la vez “santo” y “maldito”; y como todos los antiguos dioses moribundos que eran anteriormente considerados ofrendas –anathemata-.

Todos los pueblos tienen ejemplos de dioses elegidos para el matrimonio sagrado que luego serán maldecidos y sacrificados.

El origen de los héroes malditos puede encontrarse en India, donde Shiva “el condenado” fue elegido por Kali para el matrimonio sagrado en su encarnación como virgen, seguido por su muerte y viaje al inframundo. Como personificación del Abismo Primordial la diosa era a veces llamada Kala- Nath, que puede guardar relación con el nombre de Anath.

La capacidad de Anath para maldecir y matar hizo que el Padre del Cielo la temiera. Cuando El parecía reticente a seguir sus deseos ella lo amenazó con aplastar su cabeza y cubrir con sangre su pelo y su barba gris. Entonces apresuradamente El le dio todo lo que ella pedía diciendo: “Aquel que la entorpezca será aplastado”.
Ha habido un gran salto desde esta historia de Oriente Medio en que la diosa reina y decide, hasta el concepto griego patriarcal en que la temida diosa es la siempre diligente hija del Padre del Cielo.