LOS HOMBRES SON DE MARTE,
LAS MUJERES SON DE VENUS
Imagine que los hombres fueran de Marte y las mujeres de Venus. Un día hace mucho tiempo, los marcianos, mirando a través de sus telescopios, descubrieron a las venusinas. El solo hecho de echarles un rápido vistazo a las venusinas les despertó sentimientos que no habían tenido nunca. Se enamoraron e inventaron rápidamente los viajes espaciales para volar cerca de Venus.
Las venusinas recibieron a los marcianos con los brazos abiertos. Habían sabido en forma intuitiva que ese día llegaría alguna vez. Sus corazones se abrieron de par en par para un amor que nunca antes habían sentido.
El amor entre venusinas y marcianos fue mágico. Se maravillaron estando juntos, haciendo cosas juntos y comunicándose entre sí. Aunque eran de mundos diferentes, se deleitaron en sus diferencias. Pasaron meses aprendiendo uno acerca del otro, explorando y valorando sus diferentes necesidades, preferencias y pautas de comportamiento. Durante años vivieron juntos, enamorados y en armonía.
Luego decidieron volar hacia la tierra. Al principio todo era maravilloso y hermoso. Pero se impusieron los efectos de la atmósfera terrestre y una mañana todos se despertaron con un tipo peculiar de amnesia: ¡la amnesia selectiva!
Tanto los marcianos como las venusinas olvidaron que eran de planetas diferentes y que se suponía que eran diferentes. En una mañana todo lo que habían aprendido acerca de sus diferencias fue borrado de sus memorias. Y desde ese día, hombres y mujeres han estado en conflicto.
EL RECUERDO DE NUESTRAS DIFERENCIAS
Sin el conocimiento de su diferencia, los hombres y las mujeres se enfrentan unos a otros. En general nos sentimos frustrados o enojados con el sexo opuesto porque hemos olvidado esa verdad importante. Esperamos que el sexo opuesto sea más como nosotros. Deseamos que “quieran lo que queremos” y “sientan lo que sentimos”.
Suponemos erróneamente que si nuestros compañeros nos aman reaccionarán y se comportaran de cierta forma, la forma en que nosotros reaccionamos y nos comportamos cuando amamos a alguien. Esa actitud nos dispone a sentirnos decepcionados una y otra vez y nos impide tomar el tiempo necesario para comunicar en forma afectuosa cuales son nuestras diferencias.
Los hombres esperan erróneamente que las mujeres piensen, se comuniquen y reaccionen en la forma en que lo hacen los hombres, las mujeres esperan erróneamente que los hombres sientan, se comuniquen y respondan en la forma en que lo hacen las mujeres. Hemos olvidado que se supone que hombres y mujeres son diferentes. Como resultado de ello, nuestras relaciones se llenan da fricciones y conflictos innecesarios.
El hecho de reconocer y respetar con claridad dichas diferencias reduce drásticamente la confusión cuando uno trata con el sexo opuesto. Todo puede explicarse cuando uno recuerda que los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus.
LAS BUENAS INTENCIONES NO SON SUFICIENTESEnamorarse es siempre algo mágico. Parece eterno, como si el amor durara siempre. Creemos ingenuamente que de alguna manera estamos exentos de los problemas que aquejaron a nuestros padres, libres de la posibilidad de que el amor se desvanezca, seguros de que estamos destinados a vivir felizmente para siempre.
Pero cuando el amor cede y la vida diaria comienza a imponerse, los hombres siguen esperando que las mujeres piensen y reaccionen como hombres y las mujeres esperan que los hombres sientan y se comporten como mujeres. Sin un conocimiento claro de nuestras diferencias, no nos tomamos el tiempo para comprendernos y respetarnos. Nos tornamos exigentes, resentidos, criticones e intolerantes.
Aun con las mejores y más afectuosas intenciones, el amor va muriendo. De alguna manera los problemas se abren camino. Los resentimientos toman cuerpo. La comunicación se interrumpe. La desconfianza crece. Surgen el rechazo y la represión. Se pierde la magia del amor.
Nos preguntamos:
"¿Cómo sucede?"
"¿Por qué sucede?"
"¿Por qué nos sucede a nosotros?"
Para responder a estas preguntas nuestra mente ha desarrollado brillantes y complejos modelos filosóficos y psicológicos. Sin embargo, las pautas siguen apareciendo. El amor muere. Le ocurre a casi todo el mundo.
Cada día millones de individuos buscan un compañero a fin de experimentar ese especial sentimiento de afecto. Cada año, millones de parejas se unen en el amor y luego se separan dolorosamente por haber perdido ese sentimiento afectuoso. De cuantos son capaces de mantener el amor el tiempo suficiente para casarse, solo cincuenta por ciento permanece casado. De aquellos que permanecen juntos, posiblemente otro cincuenta por ciento no se siente realizado. Permanecen juntos por lealtad y obligación o por miedo de tener que volver a empezar.
En efecto, muy poca gente es capaz de crecer en el amor. Sin embargo, ocurre. Cuando los hombres y las mujeres son capaces de respetar y aceptar sus diferencias, el amor tiene entonces la oportunidad de florecer.
Al comprender las diferencias ocultas del sexo opuesto, podemos dar y recibir con mas éxito el amor que esta en nuestros corazones. Al confirmar y aceptar nuestras diferencias, se descubren soluciones creativas por medio de las cuales podemos lograr la obtención de lo que queremos. Y más importante aun, podemos aprender la manera de amar y apoyar mejor a las personas por las que nos interesamos.
El amor es mágico y puede durar si reconocemos nuestras diferencia.
EL SEÑOR “ARRÉGLALO-TODO” Y LA "COMISIÓN DE MEJORAMIENTO DEL HOGAR"
La queja mas frecuentemente expresada por las mujeres acerca de los hombres es que estos no escuchan. O bien que el hombre la ignora completamente cuando ella le habla, o bien escucha unos segundos, evalúa lo que la esta molestando y luego adopta orgullosamente el papel del “arréglalo-todo” y le ofrece una solución para que ella se sienta mejor. Se siente confundido cuando ella no aprecia este gesto de amor. No importa las veces que ella le diga que no esta escuchando; el no lo entiende y sigue haciendo lo mismo. Ella quiere empatía, pero él piensa que quiere soluciones.
La queja mas frecuentemente expresada por los hombres acerca de las mujeres es que siempre están tratando de cambiarlos. Cuando una mujer ama a un hombre, se siente responsable de su crecimiento y trata de ayudarlo a mejorar la manera de hacer las cosas. Forma una "Comisión de Mejoramiento del Hogar" y centra en ella su atención fundamental. No importa hasta que punto pueda el resistirse a su ayuda; ella se empeña en esperar una oportunidad para ayudarlo o decirle lo que tiene que hacer. Piensa que lo esta estimulando, mientras que él piensa que lo esta controlando. Por el contrario, él lo que quiere es ser aceptado por ella.
Estos dos problemas pueden resolverse comprendiendo en primer lugar porqué los hombres ofrecen soluciones y porqué las mujeres buscan mejorar. Imaginemos que volvemos hacia atrás en el tiempo donde al observar la vida en Marte y en Venus –antes de que se descubrieran los planetas o antes de la llegada a la Tierra-, podemos discernir determinadas características acerca de los hombres y las mujeres.
LA VIDA EN MARTELos marcianos valoran el poder, la competencia, la eficiencia y la realización. Siempre están haciendo cosas para poder probarse a sí mismos y desarrollar su poder y sus habilidades. Su sentido de la personalidad se define a través de su capacidad para alcanzar resultados. Experimentan la realización fundamentalmente a través del éxito y el logro.
En Marte todo es el reflejo de estos valores. Inclusive su vestimenta esta diseñada para reflejar sus habilidades y su competencia. Los oficiales de policía, los soldados, los hombres de negocios, los científicos, los taxistas, los técnicos y los cocineros, todos llevan uniformes o por lo menos sombreros para reflejar su competencia y poder.
No leen revistas tales como Psychology Today, Self o People. Prefieren las actividades al aire libre, como la caza, la pesca y las carreras de autos. Se interesan por las noticias, el clima y los deportes y nada les importa menos que las novelas románticas y los libros de autoayuda.
Se interesan mas en los “objetos” y las “cosas” que en la gente y los sentimientos. Inclusive hoy en la Tierra, mientras las mujeres fantasean con el romance, los hombres fantasean con autos potentes, computadoras más rápidas, artefactos, artilugios y una nueva tecnología más poderosa. Los hombres se preocupan por las “cosas” que los ayuden a expresar poder a través de la creación de resultados y el logro de sus objetivos.
El hecho de alcanzar los objetivos resulta algo muy importante para un marciano porque es una manera de probar su competencia y por lo tanto de sentirse bien consigo mismo. Y para poder sentirse bien consigo mismo debe alcanzar esos objetivos con sus propios medios. Otra persona no puede hacerlo en su lugar. Los marcianos se enorgullecen de hacer las cosas por sí solos. La autonomía es un símbolo de eficiencia, poder y competencia.
La comprensión de esta característica marciana puede ayudar a las mujeres a comprender porque los hombres se resisten tanto a ser corregidos o a que les digan lo que tienen que hacer. El hecho de ofrecerle al hombre un consejo no solicitado equivale a suponer que no sabe que hacer o que no sabe hacerlo por sí solo. Los hombres se muestran muy quisquillosos acerca de esto, porque el tema de la competencia les resulta enormemente importante.
Por el hecho de estar manejando sus propios problemas, un marciano habla pocas veces acerca de ellos a menos que necesite un consejo de un experto. Razona de la siguiente manera: “¿por qué involucrar a otra persona cuando puedo hacerlo por mí mismo?”. Mantiene la reserva de sus problemas a menos que requiera de la ayuda de otro para encontrar una solución. El hecho de pedir ayuda cuando uno puede arreglárselas por si mismo es considerado como un símbolo de debilidad.
Sin embargo, si realmente necesita ayuda, obtenerla representa realmente un signo de sabiduría. En ese caso encontrara a alguien a quien respete y luego le hablara acerca de su problema. En Marte, hablar acerca de un problema constituye una invitación al consejo. Otro marciano se siente honrado por la oportunidad. Automáticamente adopta el papel de “arréglalo-todo”; escucha por un momento y luego ofrece sus valiosos consejos.
Esta costumbre es una de las razones por las que los hombres instintivamente ofrecen soluciones cuando las mujeres hablan de conflictos. Cuando una mujer comparte inocentemente sentimientos perturbadores o analiza en voz alta sus problemas diarios, un hombre supone erróneamente que esta buscando algún consejo experto. Adopta su papel de “arréglalo-todo” y comienza a dar consejos; esta es su manera de mostrar amor y de tratar de ayudar.
Quiere ayudarla a sentirse mejor resolviendo sus problemas. Quiere resultarle útil. Siente que puede ser valorado y ser digno de su amor cuando sus capacidades son utilizadas para resolver los problemas venusinos.
Sin embargo, una vez que ofrece una solución y ella continua perturbada, le resulta muy difícil seguir escuchando porque su solución ha sido rechazada y se siente cada vez más inútil.
No tiene la menor idea de que puede demostrar su apoyo con el solo hecho de escuchar con empatía e interés. No sabe el hecho de que en Venus el hecho de hablar de los problemas no constituye una invitación para ofrecer una solución.
LA VIDA EN VENUSLas venusinas tienen valores diferentes. Valoran el amor, la comunicación, la belleza y las relaciones. Dedican mucho tiempo a respaldarse, ayudarse y estimularse mutuamente. Su sentido de la personalidad se define a través de sus sentimientos y de la calidad de sus relaciones. Experimentan la realización a través de la participación y las relaciones.
En Venus todo refleja esos valores. En lugar de construir autopistas y grandes edificios, las venusinas se preocupan más por vivir juntas en armonía, comunidad y cooperación afectuosa. Las relaciones son más importantes que el trabajo y la tecnología. En la mayoría de los casos, su mundo es opuesto a Marte.
No llevan uniformes como los marcianos (para exhibir su competencia). Por el contrario, gozan poniéndose ropa distinta todos los días, según la manera de sentirse. La expresión personal, en especial de sus sentimientos, resulta muy importante. Pueden incluso cambiarse de ropa varias veces por día a medida que lo hace su humor.
La comunicación tiene una importancia fundamental. Compartir sus sentimientos personales es mucho más importante que alcanzar objetivos y éxito. Hablar y relacionarse entre si es una fuente de enorme realización.
Esto no puede ser fácilmente comprendido por un hombre. Puede acercarse a la comprensión de la experiencia de compartir y relacionarse comparándola con la satisfacción que siente cuando gana una carrera, alcanza un objetivo o resuelve un problema.
Las mujeres, en lugar de orientarse hacia determinados objetivos, se orientan hacia las relaciones, se muestran mas preocupadas por expresar su bondad, su amor y su cuidado. Dos marcianos van a almorzar para analizar un proyecto o la posibilidad de alcanzar un objetivo; tienen un problema que resolver. Además, los marcianos consideran el hecho de ir a un restaurante como una eficiente manera de resolver el tema de la alimentación sin compras, sin cocinar y sin lavar los platos. Para las venusinas, el hecho de ir a comer con una amiga constituye una oportunidad para alimentar una relación a fin de brindar y recibir apoyo. La conversación de las mujeres en un restaurante puede ser muy abierta e intima, casi como el dialogo que se produce entre el terapeuta y un paciente.
En Venus todos estudian psicología y poseen por lo menos un doctorado en asesoramiento. Todos están muy involucrados con el crecimiento personal, la espiritualidad y todo lo que pueda estimular la vida, la salud y el crecimiento. Venus esta cubierta de parques, jardines orgánicos, centros comerciales y restaurantes.
Las venusinas son intuitivas. Desarrollaron esta capacidad a través de siglos de anticipar las necesidades de los demás. Se enorgullecen de mostrarse consideradas con las necesidades y sentimientos de otros. Un signo de gran amor es ofrecer ayuda y asistencia a otra venusina sin que se lo pidan.
Como probar su competencia no es algo importante para una venusina, ofrecer ayuda no es tan ofensivo y necesitarla no constituye un signo de debilidad. Un hombre, sin embargo, puede sentirse ofendido porque cuando una mujer ofrece un consejo él siente que ella no confía en su capacidad para lograrlo por sí mismo.
Una mujer no tiene idea de esta sensibilidad masculina, porque para ella el hecho de que alguien le ofrezca ayuda constituye solo un hecho mas en su vida. La hace sentir amada y estimada. Pero ofrecer ayuda a un hombre puede hacerlo sentir incompetente, débil e incluso no amado.
En Venus, dar consejos y sugerencias es un signo de solicitud. Las venusinas creen firmemente que cuando algo funciona siempre puede funcionar mejor. Su naturaleza es querer mejorar las cosas. Cuando se preocupan por alguien, señalan libremente que cosas pueden mejorarse y como hacerlo. Ofrecer consejos y expresar una critica constructiva constituye un acto de amor.
Marte es muy diferente. Los marcianos se orientan más hacia las soluciones. Si algo funciona, su lema es “no lo cambies”. En este caso, su instinto lo impulsa a dejar todo tal como esta. “No lo arregles a menos que este descompuesto” representa una expresión común.
Cuando una mujer trata de mejorar a un hombre, este siente que están tratando de “arreglarlo”. Recibe el mensaje de que esta roto. Ella no se da cuenta de que sus solícitos intentos de ayudarlo pueden llegar a humillarlo. Ella piensa en forma errónea que simplemente lo esta ayudando a crecer.
DEJE DE DAR CONSEJOSSi la mujer no logra discernir este consejo acerca de la naturaleza del hombre, le resultará muy fácil lastimar y ofender en forma inadvertida y no intencional al hombre que más ama.
Por ejemplo, Tomás y Maria iban a una fiesta. Tomás conducía. Después de unos veinte minutos de haber dado vuelta varias veces a la misma manzana, Maria estaba segura de que Tomás se había perdido. Entonces le sugirió que pidiera ayuda. Tomás se torno muy silencioso. Finalmente llegaron a la fiesta, pero la tensión originada a partir de ese momento perduró durante toda la noche. Maria no tenia idea de porque él estaba tan enojado.
Por su parte, ella decía: “te amo y me preocupo por ti, así que te ofrezco esta ayuda”.
El se sentía ofendido. Lo que escuchaba era: “no confío en que puedas llevarnos hasta allí. ¡Eres un incompetente!”.
Sin saber nada de la vida en Marte, Maria no podía apreciar hasta que punto resultaba importante para Tomás alcanzar su objetivo sin ayuda. El ofrecimiento de un consejo constituía el último insulto. Tal como lo hemos señalado, los marcianos nunca ofrecen un consejo a menos que se lo pidan. Una manera de honrar a otro marciano es suponer siempre que puede resolver su problema a menos que solicite ayuda.
Maria no se había dado cuenta de que cuando Tomás se perdió y comenzó a dar vueltas alrededor de la manzana había surgido una oportunidad especial para amarlo y apoyarlo. En ese momento el se mostraba particularmente vulnerable y necesitaba más amor de lo acostumbrado. Honrarlo sin ofrecerle consejo alguno hubiera equivalido a comprarle un hermoso ramo de flores para ella o escribirle una carta de amor.
Después de informarse acerca de marcianos y venusinas, Maria aprendió a apoyar a Tomás en los momentos difíciles. La vez siguiente en la que éste se perdió, en lugar de ofrecer “ayuda” ella se contuvo de brindar consejo alguno, aspiró hondo y apreció profundamente lo que Tomás estaba tratando de hacer por ella. Tomás apreció mucho su cálida aceptación y confianza.
Hablando en términos generales, cuando una mujer ofrece un consejo no solicitado o trata de “ayudar” a un hombre, no tiene idea de hasta que punto dicha actitud puede resultarle crítica y agresiva. Aun cuando su intención sea afectuosa, sus sugerencias ofenden y lastiman. Las reacciones de él pueden ser fuertes, en especial si fue criticado cuando era niño o si observó que su padre era criticado por su madre.
Para muchos hombres resulta muy importante probar que pueden alcanzar su objetivo, aun cuando sea algo pequeño como conducir hasta un restaurante o una fiesta. Irónicamente, pueden mostrarse más sensible respecto de las pequeñas cosa que de las grandes. Sus sentimientos son parecidos a los siguientes: “si no confía en mi para las pequeñas cosas como llegar hasta una fiesta, ¿cómo va a confiar en mi para cosas más importantes?”. Al igual que sus ancestros marcianos, los hombres se enorgullecen en ser expertos, en especial cuando se trata de reparar cosas mecánicas, llegar a ciertos lugares o resolver problemas. Esos son los momentos en los que necesitan la aceptación afectuosa por parte de ellas, y no su consejo o su crítica.
APRENDA A ESCUCHAR
Del mismo modo, si un hombre no entiende las diferencias de la mujer, puede lograr que las cosas empeoren cuando trata de ayudar. Los hombres deben recordar que las mujeres hablan de los problemas para acercarse y no necesariamente para obtener soluciones.
Muchas veces una mujer solo quiere compartir sus sentimientos acerca de su vida diaria, y su marido, creyendo que la ayuda, la interrumpe con una avalancha de soluciones para sus problemas. No tiene idea de porque ella no se siente complacida.
Por ejemplo, Maria llega a casa después de un día agotador. Quiere y necesita compartir sus sentimientos sobre ese día.
Ella dice:
- Hay tanto por hacer que no me queda tiempo para mi misma.
- Deberías abandonar ese empleo. No tienes porque trabajar tanto. Encuentra algo que te guste hacer –responde Tomás.
- Pero me gusta mi trabajo. Simplemente esperan que yo cambie todo de un momento a otro –replica Mary.
- No los escuches. Haz lo que puedas hacer –aconseja Tomás.
- ¡Eso hago! –protesta Mary. No puedo creer que hoy me haya olvidado de llamar a mi tía.
- No te preocupes por eso. Ella lo entenderá –la calma Tomás.
- ¡Sabes lo que esta viviendo! Me necesita –insiste Mary.
- Te preocupas demasiado, por eso te sientes tan desdichada –sentencia Tomás.
- No siempre me siento desdichada. ¿Acaso no puedes escucharme? –se queja Mary.
- Estoy escuchándote –asegura Tomás.
- No sé siquiera porque me preocupo –concluye Maria angustiada.
Después de esta conversación, Maria se sintió mas frustrada que cuando llegó a casa buscando intimidad y compañerismo. Tomás también se sentía frustrado y no tenía idea de lo que había salido mal. Quería ayudar pero sus tácticas de resolución de problemas no habían funcionado.
Al no saber nada acerca de la vida en Venus, Tomás no había comprendido cuán importante era simplemente escuchar sin ofrecer soluciones. Sus soluciones solo habían empeorado las cosas. Verá usted, las venusinas nunca ofrecen soluciones cuando alguien esta hablando. Una manera de respetar a otra venusina es escuchar pacientemente, mostrando empatía y buscando entender realmente sus sentimientos.
Tomás no sabía que con escuchar con empatía a Maria mientras esta expresaba sus sentimientos le habría brindado un gran alivio y satisfacción. Cuando Tomás supo acerca de las venusinas y hasta que punto necesitaban hablar, aprendió gradualmente a escuchar.
Ahora, cuando Maria llega a casa, cansada y agotada, sus conversaciones son totalmente distintas, más o menos así:
- Hay tanto por hacer. No tengo tiempo para mí.
Tomás respira profundamente, se relaja al exhalar y dice:
- ¡Ah! , parece que tuviste un día difícil.
- Esperan que cambie todo de un momento a otro. No sé que hacer –comenta Mary.
- Hmm –farfulla Tomás tras una pausa.
- Olvidé incluso llamar a mi tía. –dice Mary.
- Que pena –responde Tomás con el ceño levemente fruncido.
- Me necesita tanto... Me siento tan mal –se lamenta Mary.
- Eres una persona muy afectuosa –la alienta Tomás -. Ven aquí, déjame abrazarte.
Tomás abraza a Maria y ella se relaja en sus brazos con un gran suspiro de alivio. Luego dice:
- Me encanta hablar contigo. Me haces realmente feliz. Gracias por escuchar. Me siento mucho mejor.
No solo Maria se sintió mejor. Tomás también. Se asombró de ver cuanto más feliz se sentía su esposa una vez que él hubo aprendido a escuchar. Con ese nuevo conocimiento de sus diferencias, Tomás aprendió la sabiduría de escuchar sin ofrecer soluciones mientras que Maria aprendió la sabiduría de liberarse y aceptar sin ofrecer críticas o consejos no solicitados.
Para sintetizar los dos errores más comunes que cometemos en las relaciones:1. Un hombre trata de cambiar los sentimientos de una mujer cuando ella esta perturbada. El se convierte entonces en el “arréglalo-todo” y ofrece soluciones que invalidan los sentimientos de esta.
2. Una mujer trata de cambiar el comportamiento de un hombre cuando este comete errores. Ella se convierte entonces en la "Comisión de Mejoramiento del Hogar" y ofrece críticas y consejos no solicitados.
Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus. Gray, John. Editorial
Debolsillo. Precio:9,95 €. 352 páginas. ISBN: 8497592662
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