Extractos de Jean Shinoda
Bolen del libro "Las diosas de la mujer madura".
A diferencia de cuando se cumplen
los cincuenta, pasar la menopausia es un episodio muy privado. Para la mayoría
de las mujeres, la menopausia llega sobre los cincuenta, cinco años antes, cinco
años después; digamos entre los cuarenta y cinco y los cincuenta y cinco
años.
Generalmente es la mujer quien
decide que ha pasado la menopausia y le ha llegado el momento de cambiar de
bando cuando lleva sin menstruar durante un año. No obstante, la mayoría de las
mujeres experimentan ciertas irregularidades que dificultan el poder determinar
exactamente cuando llega la menopausia. Hay períodos regulares en que la
menstruación cesa, para volver a iniciarse luego, y suelen observarse con
frecuencia pérdidas durante cortos períodos.
…
Han existido, y todavía existen,
culturas que muestran respeto hacia las mujeres mayores o sabias, cuya
menopausia se convierte en el momento que marca la transición hacia una condición
nueva y honorable. Esto es lo que sucede cuando se considera que las mujeres se
reflejan positivamente en la naturaleza y viceversa. Como ocurre en muchas de
las tradiciones tribales de los indígenas americanos, el inicio de la
menstruación y el de la menopausia marcan las transiciones principales de los
misterios de la sangre que vinculan a las mujeres, la luna y la divina
feminidad.
En la antigüedad y en las
tradiciones indígenas, cuando una niña empezaba a sangrar, se convertía en una
mujer que iniciaba la etapa de doncella, el equivalente metafórico a la luna
creciente. Un ritual marcaba su nueva condición. Después del comienzo de la
menstruación, sus períodos menstruales entraban en sincronía con el de otras
mujeres (como ocurre con las mujeres que comparten dormitorio o piso de
estudiantes) y con la luna. De esta manera, la joven sangraría una vez al mes
durante su menstruación o “período lunar” hasta que quedara embarazada. Su
primer embarazo era una iniciación a la segunda etapa de la vida,
correspondiente a la luna llena y la segunda faceta de la diosa tripartita.
Cuando quedaba embarazada, se decía que retenía la sangre en el cuerpo para
hacer un niño. Sólo después de dar a luz, y finalizada la lactancia, empezaba a
menstruar de nuevo. El proceso se repetía hasta que la mujer volvía a quedarse
embarazada o hasta que entraba en la menopausia.
El cese de la menstruación marcaba
luego otro cambio fundamental. De nuevo se decía que la mujer retenía sangre en
su cuerpo; sólo que entonces no era para gestar a un niño, sino para gestar
sabiduría. La menopausia marcaba el paso a la luna menguante, y era la iniciación
a la etapa de la mujer sabia o anciana.
En muchas tradiciones indígenas
americanas, cuando la mujer dejaba de menstruar, podía ser elegida para
convertirse en madre del clan o incorporarse a la tienda de las abuelas. La
sabiduría adquirida era un valor positivo, y el interés de la anciana se extendía
ahora más allá de su familia para abarcar a todos los niños y al bienestar de
la tribu. En esta clase de sociedades la mujer postmenopáusica ostentaba
claramente un lugar y una posición honorables.