Por Jeff
Brown :: Fuente: www.omarpal.blogspot.com
Te pido disculpas por mi incapacidad de distinguir al guerrero benevolente del guerrero sin corazón, una reflexión de mi propia confusión al debatirme con las batallas de tiempos pasados. Cuando abrí demasiado mi corazón, fui vulnerable a ataques de varias formas. Estaba acostumbrado a creer que tenía que permanecer rígido, enfocado, preparado para cualquier eventualidad, con el deseo de protegerme a mí mismo y a otros de algún ataque. Pero fui muy lejos, me encerré demasiado y erradiqué el puente entre nuestros corazones. Ahora me doy cuenta de esto y me arrepiento.
Te pido disculpas por mi ausencia eterna, una reflexión de mi propia ausencia, mi incapacidad de conectarme ya que tenía un corazón lleno de emociones sin resolver, al no tener las herramientas para trabajar con ellas. Todavía me faltan muchas de éstas, pero estoy dispuesto a utilizarlas cuando surjan.
Te pido disculpas por no saber distinguir entre una relación y una guerra. Como un guerrero en territorio enemigo, yo entraba en tu vida y salía de ella en la noche, saqueando y tomando lo que necesitaba, para después regresar arrastrándome al otro lado del abismo con el botín. No di mucho a cambio por miedo a ser vulnerable al ataque. Tenía guerra en el cerebro y no podía ver el rió de amor esperándome en el otro lado de la batalla. Ahora reconozco que el amor es el antídoto para el guerrero armado, pero no podía beber este antídoto en el estado confundido en que me encontraba.
Te pido disculpas por no haberte visto, mis ojos estaban ciegos por la rabia oculta y las lágrimas no derramadas. Si esto sirve de algún consuelo, e imagino que no es así, tampoco podía verme a mí mismo. Solo veía lo que alimentaba mi supervigilancia, mi enfoque guerrero. Mi espejo era el campo de batalla.
Te pido disculpas por mi materialismo sin conexión a la tierra, mis tiranías con ansias de poder, mi obsesión por la acumulación. De alguna forma, imaginé que el acumular me protegería a mí y a mis seres queridos, pero fallé al no reconocer que esto sólo perpetuaba la locura. También te pido disculpas por los abusos de mi ego, una reflexión de mi propio ego equivocado, soberbio, para interactuar con un mundo intrínsicamente competitivo. No podía distinguir al ego saludable, seguro de sí mismo, del ego enfermo. Fui demasiado lejos en la dirección equivocada.
Te pido disculpas por una sexualidad desconectada del corazón que hacía de ti un objeto. Sé que anhelabas la verdadera intimidad, una fusión de nuestras almas a través del camino corazón-genital. Pero había demasiadas defensas alrededor de mi corazón, sin un puente que enlazara nuestras almas. Hubo momentos en los que tus formas de amar me liberaban de las máscaras de mi cuerpo, pero no tenía un esquema para estar en ese fuego del corazón. Me siento mal por todo esto, porque sé que el camino que tú añorabas era el camino a Dios.
Te pido disculpas por mis horrendos actos de violencia, una reflexión de mi propia rabia escondida, mi incapacidad de distinguir verdaderos enemigos entre amigos. No hay palabras que puedan borrar lo que hice en esos momentos de locura. Lo sé, lo sé. Escondería mi cara de vergüenza, pero eso no hará que las cosas sean mejores. Necesito ser dueño de mis fechorías, y luego encontrar una forma de creer en mi capacidad de actuar de una forma más amorosa. Hago un llamado a otros guerreros hombres a hacerse responsables por las acciones de su género, no de una forma en que se odien a sí mismos, pero si de una manera que sea valientemente honesta y genuinamente compasiva. El guerrero sincero reconoce los errores cometidos a lo largo de su camino y tiene el coraje de enmendarlos con el tiempo.
Te pido disculpas por mi incapacidad de desarrollar una relación consciente. Estabas allí con tu corazón en la mano pero yo estaba muy apegado a mi individualismo y con miedo a ese terreno desconocido. Conozco los bosques, el mercado y las formas del mundo exterior muy bien, pero mi geografía interna me es desconocida. Me llamaste a un lugar al que no estaba preparado para entrar, aunque sentía, bajo la superficie de mi arrogancia, que tú me llamabas a casa.
Estoy agradecido por tu disposición a creer que quien yo era verdaderamente en esos momentos de vulnerabilidad. Tu tenías razón- el verdadero yo vive dentro de mi corazón-pero sólo unos instantes aquí y allá era todo lo que yo podía manejar. Te vi como peligrosa, porque en tu presencia comenzaba a saborear una manera de vivir la vida con entrega. Sin embargo, tu fe en mi bondad me dio la fuerza para seguir luchando y salvó mi fe en la vida cuando más la necesitaba. Fuiste la luz al final del túnel bárbaro y me siento bendecido.
Agradezco que hayas permanecido conmigo en las buenas y en las malas, y también entiendo las veces en las que tuviste que rendirte y dejarme ir. Ahora reconozco que hay una gran diferencia entre un conducto de amor y una relación. El amor solo no es suficiente. Sin tener una disposición compartida para crecer nuestra conciencia, sólo puede haber frustración. Fui tan intransigente, aferrándome a mi inconsciencia como un guerrero aferrándose a sus armas. Reconozco el coraje que te tomó mantener tu corazón abierto en la presencia de mi resistencia. Tú tuviste cada motivo para buscar una relación auténtica, ya que tu espíritu era iluminado en su presencia. Tu hermoso corazón tenía cada razón para ser conocido en toda su magnitud y buena voluntad. Me siento agradecido por el tiempo que me diste, momentos de respiro de los escondites que erróneamente llamaba hogar.
Doy gracias a mi abuela, nadie vio mi ternura más claramente que ella. Le doy gracias a mi madre, por haber escogido darme vida y por nutrir mi cuerpo hasta que pude encontrar mis pies. Le doy gracias a la Madre Tierra, por conectarme a su esencia en mi desarrollo y avivar mi espíritu. Le doy gracias a la Divina Madre, nuestra verdadera madre. Ahora siento su presencia divina tan cerca. Ferozmente compasiva, ella siempre estuvo aquí, infundiendo vida en mi ser, manteniéndome seguro. Me siento en su regazo mientras que Ella me baña con su aliento.
Estoy esperando el día en que la única cosa que encienda una relación sea dos almas llamándose una a otra, dos almas-corazones latiendo en la misma dirección, un susurro de nostalgia que cree un puente de anhelo entre nuestras esencias. Te quiero no porque gratifiques mi ego, no porque seas bonita, sino porque tu misma presencia invita a mi ser divino a salir de su escondite. Quiero tocarte con mi corazón en la mano, conocer la química que hay entre nosotros y que no es identificada con el género, pero que proviene de nuestra esencia, amando esta lava liquida que fluye desde el corazón hacia los genitales hasta el infinito. En este mundo tocado por el amor, una relación siempre se vivirá como una práctica espiritual, como una expresión de devoción hacia nuestra esencia divina.
Siempre creí que mantener la sensibilidad en un mundo duro era imposible. Sin embargo, en este momento, me siento sensible, pero sin fragilidad. Todavía llevo la caparazón pero ha habido un cambio en la dirección de mi intensidad. Ahora puedo quedarme en el espacio del corazón un poco más que antes, me estoy suavizando en ciertos lugares. Después de tantas vidas con armas en la mano, un guerrero tierno está naciendo en lo más profundo de mí. El está confundido, pero sabe intuitivamente que éste es el camino a su hogar.
Por favor, no te rindas de mí o de mis compañeros guerreros. Perdona nuestras faltas o aunque sea ábrete a la posibilidad de que cambiemos mientras que el camino se expande para encontrar nuestra intencionalidad cambiante. Ya vendrá el día en que nuestro espíritu guerrero pierda su coraza y entre en alineamiento con la acción de buena voluntad. Algunos de nosotros estamos ya en ese lugar, y muchos más nos seguirán. El camino a la transformación depende de un puente entre los géneros, un puente benevolente que celebre nuestras diferencias con respeto y bondad. Este trabajo debe comenzar con la sanación de grietas entre nuestros géneros, trabajando duro para sanar el corazón colectivo hasta que un día nosotros podamos cruzar este puente para siempre, tomándonos de la mano, con los corazones abiertos y humildes abrazando lo masculino sagrado y lo femenino divino en el corazón de cada uno de nosotros. Ahí te encontrare.
Espero que puedas sentir el amor de la Divina Madre llegando a las orillas de tu corazón, levantándote encima de la locura de este mundo, colocándote en los brazos agradecidos de los que has alimentado. Los que hemos recibido tus bendiciones no siempre lo hemos podido reconocer, pero tus actos de amor han aterrizado dentro de nosotros, haciéndonos crecer más fuertes y llenándonos con la luz del amor.
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Te pido disculpas por mi incapacidad de distinguir al guerrero benevolente del guerrero sin corazón, una reflexión de mi propia confusión al debatirme con las batallas de tiempos pasados. Cuando abrí demasiado mi corazón, fui vulnerable a ataques de varias formas. Estaba acostumbrado a creer que tenía que permanecer rígido, enfocado, preparado para cualquier eventualidad, con el deseo de protegerme a mí mismo y a otros de algún ataque. Pero fui muy lejos, me encerré demasiado y erradiqué el puente entre nuestros corazones. Ahora me doy cuenta de esto y me arrepiento.
Te pido disculpas por mi ausencia eterna, una reflexión de mi propia ausencia, mi incapacidad de conectarme ya que tenía un corazón lleno de emociones sin resolver, al no tener las herramientas para trabajar con ellas. Todavía me faltan muchas de éstas, pero estoy dispuesto a utilizarlas cuando surjan.
Te pido disculpas por no saber distinguir entre una relación y una guerra. Como un guerrero en territorio enemigo, yo entraba en tu vida y salía de ella en la noche, saqueando y tomando lo que necesitaba, para después regresar arrastrándome al otro lado del abismo con el botín. No di mucho a cambio por miedo a ser vulnerable al ataque. Tenía guerra en el cerebro y no podía ver el rió de amor esperándome en el otro lado de la batalla. Ahora reconozco que el amor es el antídoto para el guerrero armado, pero no podía beber este antídoto en el estado confundido en que me encontraba.
Te pido disculpas por no haberte visto, mis ojos estaban ciegos por la rabia oculta y las lágrimas no derramadas. Si esto sirve de algún consuelo, e imagino que no es así, tampoco podía verme a mí mismo. Solo veía lo que alimentaba mi supervigilancia, mi enfoque guerrero. Mi espejo era el campo de batalla.
Te pido disculpas por mi materialismo sin conexión a la tierra, mis tiranías con ansias de poder, mi obsesión por la acumulación. De alguna forma, imaginé que el acumular me protegería a mí y a mis seres queridos, pero fallé al no reconocer que esto sólo perpetuaba la locura. También te pido disculpas por los abusos de mi ego, una reflexión de mi propio ego equivocado, soberbio, para interactuar con un mundo intrínsicamente competitivo. No podía distinguir al ego saludable, seguro de sí mismo, del ego enfermo. Fui demasiado lejos en la dirección equivocada.
Te pido disculpas por una sexualidad desconectada del corazón que hacía de ti un objeto. Sé que anhelabas la verdadera intimidad, una fusión de nuestras almas a través del camino corazón-genital. Pero había demasiadas defensas alrededor de mi corazón, sin un puente que enlazara nuestras almas. Hubo momentos en los que tus formas de amar me liberaban de las máscaras de mi cuerpo, pero no tenía un esquema para estar en ese fuego del corazón. Me siento mal por todo esto, porque sé que el camino que tú añorabas era el camino a Dios.
Te pido disculpas por mis horrendos actos de violencia, una reflexión de mi propia rabia escondida, mi incapacidad de distinguir verdaderos enemigos entre amigos. No hay palabras que puedan borrar lo que hice en esos momentos de locura. Lo sé, lo sé. Escondería mi cara de vergüenza, pero eso no hará que las cosas sean mejores. Necesito ser dueño de mis fechorías, y luego encontrar una forma de creer en mi capacidad de actuar de una forma más amorosa. Hago un llamado a otros guerreros hombres a hacerse responsables por las acciones de su género, no de una forma en que se odien a sí mismos, pero si de una manera que sea valientemente honesta y genuinamente compasiva. El guerrero sincero reconoce los errores cometidos a lo largo de su camino y tiene el coraje de enmendarlos con el tiempo.
Te pido disculpas por mi incapacidad de desarrollar una relación consciente. Estabas allí con tu corazón en la mano pero yo estaba muy apegado a mi individualismo y con miedo a ese terreno desconocido. Conozco los bosques, el mercado y las formas del mundo exterior muy bien, pero mi geografía interna me es desconocida. Me llamaste a un lugar al que no estaba preparado para entrar, aunque sentía, bajo la superficie de mi arrogancia, que tú me llamabas a casa.
Estoy agradecido por tu disposición a creer que quien yo era verdaderamente en esos momentos de vulnerabilidad. Tu tenías razón- el verdadero yo vive dentro de mi corazón-pero sólo unos instantes aquí y allá era todo lo que yo podía manejar. Te vi como peligrosa, porque en tu presencia comenzaba a saborear una manera de vivir la vida con entrega. Sin embargo, tu fe en mi bondad me dio la fuerza para seguir luchando y salvó mi fe en la vida cuando más la necesitaba. Fuiste la luz al final del túnel bárbaro y me siento bendecido.
Agradezco que hayas permanecido conmigo en las buenas y en las malas, y también entiendo las veces en las que tuviste que rendirte y dejarme ir. Ahora reconozco que hay una gran diferencia entre un conducto de amor y una relación. El amor solo no es suficiente. Sin tener una disposición compartida para crecer nuestra conciencia, sólo puede haber frustración. Fui tan intransigente, aferrándome a mi inconsciencia como un guerrero aferrándose a sus armas. Reconozco el coraje que te tomó mantener tu corazón abierto en la presencia de mi resistencia. Tú tuviste cada motivo para buscar una relación auténtica, ya que tu espíritu era iluminado en su presencia. Tu hermoso corazón tenía cada razón para ser conocido en toda su magnitud y buena voluntad. Me siento agradecido por el tiempo que me diste, momentos de respiro de los escondites que erróneamente llamaba hogar.
Doy gracias a mi abuela, nadie vio mi ternura más claramente que ella. Le doy gracias a mi madre, por haber escogido darme vida y por nutrir mi cuerpo hasta que pude encontrar mis pies. Le doy gracias a la Madre Tierra, por conectarme a su esencia en mi desarrollo y avivar mi espíritu. Le doy gracias a la Divina Madre, nuestra verdadera madre. Ahora siento su presencia divina tan cerca. Ferozmente compasiva, ella siempre estuvo aquí, infundiendo vida en mi ser, manteniéndome seguro. Me siento en su regazo mientras que Ella me baña con su aliento.
Estoy esperando el día en que la única cosa que encienda una relación sea dos almas llamándose una a otra, dos almas-corazones latiendo en la misma dirección, un susurro de nostalgia que cree un puente de anhelo entre nuestras esencias. Te quiero no porque gratifiques mi ego, no porque seas bonita, sino porque tu misma presencia invita a mi ser divino a salir de su escondite. Quiero tocarte con mi corazón en la mano, conocer la química que hay entre nosotros y que no es identificada con el género, pero que proviene de nuestra esencia, amando esta lava liquida que fluye desde el corazón hacia los genitales hasta el infinito. En este mundo tocado por el amor, una relación siempre se vivirá como una práctica espiritual, como una expresión de devoción hacia nuestra esencia divina.
Siempre creí que mantener la sensibilidad en un mundo duro era imposible. Sin embargo, en este momento, me siento sensible, pero sin fragilidad. Todavía llevo la caparazón pero ha habido un cambio en la dirección de mi intensidad. Ahora puedo quedarme en el espacio del corazón un poco más que antes, me estoy suavizando en ciertos lugares. Después de tantas vidas con armas en la mano, un guerrero tierno está naciendo en lo más profundo de mí. El está confundido, pero sabe intuitivamente que éste es el camino a su hogar.
Por favor, no te rindas de mí o de mis compañeros guerreros. Perdona nuestras faltas o aunque sea ábrete a la posibilidad de que cambiemos mientras que el camino se expande para encontrar nuestra intencionalidad cambiante. Ya vendrá el día en que nuestro espíritu guerrero pierda su coraza y entre en alineamiento con la acción de buena voluntad. Algunos de nosotros estamos ya en ese lugar, y muchos más nos seguirán. El camino a la transformación depende de un puente entre los géneros, un puente benevolente que celebre nuestras diferencias con respeto y bondad. Este trabajo debe comenzar con la sanación de grietas entre nuestros géneros, trabajando duro para sanar el corazón colectivo hasta que un día nosotros podamos cruzar este puente para siempre, tomándonos de la mano, con los corazones abiertos y humildes abrazando lo masculino sagrado y lo femenino divino en el corazón de cada uno de nosotros. Ahí te encontrare.
Espero que puedas sentir el amor de la Divina Madre llegando a las orillas de tu corazón, levantándote encima de la locura de este mundo, colocándote en los brazos agradecidos de los que has alimentado. Los que hemos recibido tus bendiciones no siempre lo hemos podido reconocer, pero tus actos de amor han aterrizado dentro de nosotros, haciéndonos crecer más fuertes y llenándonos con la luz del amor.