• La relación de las mujeres con el dinero


Extracto del libro de Suze Orman “Las mujeres y el dinero”. Ediciones Urano. 

Nunca pensé que escribiría un libro sobre el dinero sólo para mujeres, nunca había pensado que fuera necesario. Pero después de investigar el tema mucho más a fondo, he podido averiguar que muchas de las mujeres que conozco comparten un impedimento: un factor que les impide hacer lo debido con su dinero.

Las mujeres se han visto lanzadas a una relación enteramente nueva con el dinero. Un estudio reveló que el 90% de las mujeres encuestadas se sentían inseguras cuando se trataba de llevar su economía. Casi la mitad de las participantes dijeron que la perspectiva de acabar vagando por las calles, sin dinero y sin techo, se les había pasado por la cabeza. Solo un 1 por ciento se ponían un 10 como nota en cuanto a su habilidad y capacidad para gestionar sus finanzas.

En mi opinión es un problema enorme, universal y que lo impregna todo. Está presente en todas las edades, razas y franjas impositivas. ¿Quien puede negar el hecho de que existe un bloqueo fundamental que impide que las mujeres lleguen a ser tan poderosas como pueden serlo? Veo esta resistencia en la gran mayoría de las mujeres, sin importar lo que hacen, cómo viven o en qué etapa de su vida están.

Las veo regalando su dinero, literalmente, en vez de ocuparse de él. Veo mamás que se quedan en casa trabajando veinticuatro horas al día y, sin embargo, ceden todo el poder económico a sus maridos. Veo mujeres solteras que han triunfado y se niegan a centrarse en lo que necesitan hacer hoy para garantizar su seguridad económica en el futuro. Veo mujeres divorciadas de todas las edades, absolutamente presas del pánico cuando se enfrentan a la realidad de que no tienen ni idea del dinero que hay, ni qué hacer con él cuando reciban su parte del convenio de divorcio, ni de si serán capaces de mantener su estilo de vida después del divorcio. Veo mujeres que no quieren ocuparse de su dinero hasta que no se ven en situaciones extremas que les cambian la vida y no les queda más remedio que enfrentarse a sus asuntos monetarios.

¿Por qué las mujeres se hacen esto a sí mismas? ¿Por qué muchas cometen voluntariamente un suicidio económico, y lo hacen sin perder la sonrisa? Me he hecho esta pregunta una y otra vez, y está claro que no hay una única respuesta.

Considerad esto: Es una opinión generalmente aceptada que el cuidado de los demás es innato en la mujer. Damos de nosotras; cuidamos a nuestra familia, a nuestros amigos, y a nuestros compañeros. Cuidar de los demás está en nuestra naturaleza. Entonces ¿Por qué no cuidamos de nuestro dinero? ¿Por qué no queremos cuidar de nuestro dinero igual de bien que cuidamos a nuestra familia, nuestros amigos, nuestros hijos, animales de compañía, plantas y cualquier otra cosa de nuestra vida que amamos y valoramos?

Nuestro dinero es, en verdad, una extensión de nosotras mismas. El dinero no es una persona que podamos borrar de nuestra vida, necesitamos dinero para vivir.

La manera en que actuamos con nuestro dinero y lo tratamos dice muchísimo sobre como nos percibimos y valoramos a nosotras mismas. Si no aceptamos tenemos poder con el dinero, nos estamos negando una parte importante de nuestro poder. Lo que esta en juego aquí no es sólo el dinero, sino algo que tiene que ver con quien pensamos que somos y cómo nos valoramos.

Lo que tenemos que comprender y creer es que cada una de nosotras tiene lo necesario para hacerse con el poder de controlar nuestro destino económico. Ahora os pido que uséis la increíble inteligencia y competencia que también os sirve en tantos aspectos de nuestra vida y la apliquéis al dinero. Cualquiera que sepa llevar una casa, una empresa, un departamento de una compañía, un servicio de transporte escolar, o cualquiera que pueda correr una maratón, tiene la fuerza y capacidad necesaria para asumir el control de sus finanzas.

¿Como reparamos nuestra relación con el dinero?
Muchas mujeres no se sienten seguras de saber como funciona el dinero, así que se ocultan detrás de un sentimiento de vergüenza, delegan muchas de sus decisiones económicas en otras personas y permanecen paralizadas en un modelo de inacción.

Para reparar esta relación, tenemos que aplicar los mismos métodos que en cualquier otra relación: reconocer nuestros errores, asumir la responsabilidad, amando y aceptando, y tomar la decisión de actuar de una manera que provoque un cambio para bien.

También tenemos que abandonar dos impedimentos procedentes de nuestro pasado cultural: la vergüenza y el sentimiento de culpabilidad.

La recompensa de este compromiso va más allá de tu economía. Una relación sana con el dinero te pone en la situación de tener una mejor relación con todos los que forman parte de tu vida. Todo fluye junto. Una mujer que tiene una relación sana con su dinero, es una mujer más feliz. Y una mujer más feliz será más capaz de cuidar, participar y apoyar a los que forman parte de su vida.